Myriam MANCISIDOR

La Coordinadora Ornitológica «Mavea» es la única del Cantábrico que registra la migración nocturna de las aves mediante la observación lunar: el «moonwatching». El colectivo que lidera César Álvarez Laó realizó una de estas actividades a principios de mes: coincidiendo con la Luna llena, acudió al observatorio de Zeluán para contabilizar las aves con telescopios. En esa ocasión pudieron constatar el paso de un vencejo y un murciélago.

Estos datos se los han facilitado ahora a la Fundación Migres, asentada en Cádiz, que desde hace años realiza este tipo de estudios. El objetivo de sus indagaciones es difundir la importancia y la dimensión del fenómeno de la migración de aves en el estrecho de Gibraltar y obtener información biológica relevante sobre dicha actividad. Ahora, las aves que sobrevuelan el cielo nocturno de Avilés también se fotografían.

De acuerdo con los datos que maneja Álvarez Laó, dos terceras partes de las aves que migran lo hacen durante la noche. «Normalmente vuelan a alturas en las cuales no pueden ser registradas por nosotros y solamente algunas noches podemos oír las llamadas de las diferentes especies que están pasando», explicó.

En cambio, «apuntando a la Luna llena con un telescopio se pueden conocer las direcciones de vuelo de estas aves, así como la altitud a la que van», explicó. Para practicar el «moonwatching» es preciso un telescopio y también un reloj. De este modo se podrá anotar la hora de inicio y de fin del período de observación. Asimismo, un cuaderno permitirá anotar todos los datos de la sesión.

Las observaciones de aves se deben realizar dentro de un período de tiempo comprendido entre tres días antes y hasta tres días después de la Luna llena. «En cualquier caso, es recomendable la observación continuada por períodos de no más de diez minutos, para evitar que la vista canse», precisó Laó.

El tamaño y la altitud de vuelo de las aves se registra en relación con el tamaño del cráter más conspicuo («Tycho»), situado en la parte inferior del disco lunar. Los aficionados al «moonwatching» tienen también en cuenta la visibilidad y las nubes. «Para nosotros es interesante participar en este proyecto nacional. El entorno de Zeluán es una zona de paso de aves migratorias muy importante en el Cantábrico», concluyó el coordinador de «Mavea».