Juan C. GALÁN

Una enigmática pintada permanece indeleble en los muros de lo que un día fue una galería de fusileros del frente de Avilés en la Guerra Civil. «Honorino: 2-8-1937». Junto al mensaje, un dibujo. Ahí permanece el grafiti, 67 años después, como una muesca de un tiempo tortuoso. La maleza lo cubría hasta que los miembros de la Asociación para la Recuperación de la Arquitectura Militar Asturiana (ARAMA) lo devolvieron a la luz. La plataforma no sólo ha recuperado la construcción de San Román de Candamo, en el que se encontró la inscripción, sino unos treinta vestigios arquitectónicos de la Guerra Civil en la zona de Avilés. Félix Feito y Enrique Menéndez, componentes de Arama, se encargaron de abrir una nueva etapa del Club de Prensa de LA NUEVA ESPAÑA con una amena charla en la que mostraron a la concurrencia fotografías de sus trabajos de recuperación del patrimonio.

El avance de las tropas franquistas obligó a las fuerzas republicanas a construir todo un muro de contención a lo largo del curso del Nalón hasta las inmediaciones de Avilés. El Frente de Avilés, que así fue bautizado, fue un enjambre de trincheras, nidos de ametralladora y fortificaciones defensivas que el paso del tiempo y, quizá, la necesidad de borrar de la memoria las atrocidades de la guerra, terminaron por eliminar del mapa. Del conjunto de construcciones bélicas, destaca sobremanera la que se ubica en La Degollada, concejo de Las Regueras, a un paso de la popular área recreativa, y en la cercana sierra del Pedroso. Un auténtico entramado de trincheras que alcanza la estimable cifra de ocho kilómetros de longitud para un total de 20 construcciones. Como remate a la fortificación, una edificación única en España: una construcción coronada por un agujero para subir y bajar un periscopio.

Los componentes de Arama destacaron, además, fortificaciones y nidos de trincheras en las localidades de San Juan De la Arena, Ranón, Bargamuz y La Magdalena, todas ellas en el concejo de Soto del Barco, emplazamientos para cañón en el alto de San Adriano y La Tejera, y una impresionante construcción en Peña Candamo, «quizá para ocho o nueve ametralladoras», según especificó Félix Feito.

A pesar de la riqueza arquitectónica de la comarca, el estado de conservación es deficiente. «Sólo pedimos que se ponga un cartel y se limpie la zona, porque podría atraer a mucha gente de fuera, como ocurre en otros puntos de España», reclamó Enrique Menéndez.