Francisco L. JIMÉNEZ

El cierre de la línea regular de contenedores que funcionaba entre Avilés y las islas Canarias supondrá una recorte de más de 70.000 toneladas a la cuenta anual de tráficos del puerto avilesino, que afronta uno de los ejercicios más difíciles de los últimos años por la reducción generalizada de fletes. La quiebra de la naviera Contenemar, la que venía atendiendo la ruta de transporte entre Avilés y Canarias con escala en Vigo, se ha llevado por delante un servicio iniciado en 2002 y que se había consolidado con el paso del tiempo, aportando al puerto en sus mejores momentos (año 2005) hasta 95.000 toneladas de mercancías diversas por año. En 2008, los tráficos de Contenemar ya acusaron una importante caída -59.662 toneladas- y este año se consumó el descalabro.

La pérdida del negocio de los contenedores tiene más efecto cualitativo que cuantitativo en las cuentas del puerto. Las 70.000 toneladas que, de media, movía Contenemar apenas suponen el 2 por ciento de todos los tráficos portuarios avilesinos, pero aportaban sustanciales ingresos en forma de tasas por tratarse de mercancías de alto valor y, sobre todo, generaban empleo. Así, según las estimaciones sindicales, la media de personas ocupadas una vez a la semana para cargar y descargar los barcos de contenedores era de ocho trabajadores. Aparte, también se ha perdido el empleo fijo relacionado con la vigilancia y manipulación de contenedores en la explanada del muelle de Raíces. Una instalación sobre la que ahora, por cierto, pesa un incierto futuro. Responsables de la Autoridad Portuaria aseguran que la crisis de Contenemar podría ser «pasajera», pero los problemas a los que se enfrenta la naviera son muy graves. El pasado mes de agosto, la compañía presentó el concurso de acreedores (antigua suspensión de pagos) y las tripulaciones de algunos de sus dieciséis barcos, entre ellos el «Gracia del Mar», uno de los que estaban asignados a la línea marítima entre Avilés y Canarias, se amotinaron para exigir el cobro de sus salarios atrasados y como protesta por las negociaciones abiertas para vender los buques. Fuentes del sector estiman que la deuda de la empresa a corto plazo ronda los 35 millones de euros.