E. C.

El desmontaje del convento de los Franciscanos, que realiza la empresa MC Conservación y Restauración, ha rebajado ya en un tercio la altura original del edificio, adosado a la iglesia de los padres. María José Bardio, jefa de obra, explicó que ésta va despacio, debido a la delicadeza del desmontaje -pieza a pieza y de dentro hacia afuera-, pero que no ha surgido ningún contratiempo. «Esperamos que a finales de noviembre ya no haya estructura, estamos cumpliendo los plazos», añadió Bardio. La jefa de obra estima que dentro de dos semanas ya se verá desde el exterior el alzado de la iglesia, por detrás del cuerpo conventual.

Con la desaparición de los elementos añadidos al templo de origen románico las cubiertas de las capillas recuperarán su proporción original, con la capilla mayor de cubierta hexagonal y la nave central mandando sobre el conjunto. También se podrán recuperar dos ventanas en los paños meridionales del ábside, así como los contrafuertes que articulan todo el perímetro de la capilla mayor. Un minucioso estudio previo de las condiciones del edificio, coordinado por los arquitectos Jorge Hevia y Cosme Cuenca, facilita la tarea de desmontaje y revela la existencia de sillares en los puntos estratégicos de la construcción, lo que permite augurar una intervención segura.

Una vez que se elimine la construcción conventual comenzará la fase de «cicatrización de heridas», esto es, eliminar los desperfectos y daños que haya producido este anejo en la fábrica original de la iglesia. También está prevista la urbanización del entorno del templo, que podrá rodearse en su totalidad.