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-No falta quien ve indicios de recuperación en otras economías, como la estadounidense.

-Ha habido algún repunte, sí, pero no nos engañemos, debido a los planes de estímulo, ¡sólo por eso! ¿Por qué si no la venta de coches en España cayó menos de lo esperable? Ahora bien, ¿qué pasará si esos planes se retiran parcial o totalmente como ya sugiere alguno, el enfermo va a ser capaz de respirar por sí mismo? En Alemania, que es caso aparte, la propia Angela Merkel comentaba estos días que la frágil recuperación del país se sustenta en las exportaciones. Pero, ¿qué garantías hay de que las mismas van a mantenerse?

-Pero el intervencionismo público no puede ser eterno...

-El problema de los planes de estímulo es que son caros, que se ha gastado mucho dinero en ellos y que eso ha disparado los déficits públicos. O sea, lo que por una parte ayuda a solucionar el problema, por otra lo agrava.

-¿Cómo explica usted la situación de España cuando viaja al extranjero y le preguntan al respecto?

-Pues digo que es parecida a la del resto de países.

-O sea, que sale por la tangente.

-Más o menos, pero si estamos aquí hablando entre españoles, y teniendo en cuenta que ni soy político ni quiero serlo, puedo dejar constancia de que la situación económica es preocupante y de que de una forma u otra habrá que tomar medidas duras e impopulares que ya debieron adoptarse hace tiempo.

-Ante la oportunidad que brinda la crisis para «reinventar» la economía española, ¿qué papel debe cumplir la gran industria?

-Hemos llegado a un punto en que ese tipo de objetivos a medio plazo queda en segundo plano. Ahora lo importante es sacar la cabeza de debajo del agua y sobrevivir. Lo que debería preocuparnos es, por ejemplo, reducir el déficit público a niveles del 3 por ciento, que ya es asombroso haber pasado en dos años de un superávit del 2 por ciento a un déficit del 11%.

-¿Y se ha gastado bien ese dinero?

-Esa no es una pregunta para mí. Hay quien piensa que se gastó bien; otros, que mal: otros, que regular... Lo cierto es que se ha empleado una cantidad gigantesca de dinero, en unos países para reflotar bancos -que no es el caso de España, por fortuna-, y en otros en otras cosas.

-Estamos en Avilés, una ciudad de tradición industrial que no renuncia a ese cambio de modelo económico, sino que incluso basa en él su futuro y lo concibe sustentando en el pilar del sector terciario, con la cultura y el centro Niemeyer como estandarte.

-Me parece bien y apoyo que algún día esa idea sea una realidad, pero Avilés no es diferente a otras ciudades y más allá de esas legítimas aspiraciones en este momento -ya sea a escala local o nacional- hay que atender a otras prioridades que tienen que ver con sacrificios importantes y con decisiones impopulares. Lo que tenemos es que crear empleo, y eso sólo se logra a partir de índices de crecimiento del PIB superiores al 2,7 por ciento.

-Dentro de ese paquete de medidas «impopulares», ¿entra la moderación salarial?

-Por supuesto, cuando hay que apretarse el cinturón tenemos que hacerlo todos. Me han dicho, supongo que es un rumor y como tal me lo tomo, que el número de coches oficiales en España es mayor que el de Francia y Alemania juntas. ¿Será cierto o será una exageración? Sea como fuere, de lo que no cabe duda es de que tenemos una infraestructura en todos los campos excesiva para los tiempos que corren. Por eso, lo de apretarse el cinturón, todos, sin excepción.

-Este es un mensaje subliminal para los trabajadores de la fábrica de San Juan, que llevan un año negociando el convenio colectivo sin atisbo de acuerdo.

-Ese asunto lo tendrán que dilucidar los señores del comité de empresa y el director de la factoría. Yo hablo a nivel general: todos tenemos que poner nuestro granito de arena para salir del agujero.

-¿Y qué pone la parte patronal?

-Muy fácil: ¿quién crea empleo?

-Las empresas.

-Pues claro. Y para generar empleo necesitamos ser competitivos: ese es nuestro reto.

-En esta coyuntura, hablar de inversiones en Asturias por parte de Azsa...

-... Resulta un poco ridículo.

-¿Acaso no se considera ninguna?

-Ahora mismo estamos centrados en la competitividad, si bien es cierto que si viéramos algo que la mejorase y requiriese de una inversión la acometeríamos sin dudarlo porque tenemos detrás el respaldo de ese pulmón financiero del que ya hablé antes: Xstrata.

-Preside Xstrata Zinc y es miembro del comité ejecutivo de Xstrata; ha sido distinguido recientemente con la Orden del Mérito de la República Federal de Alemania, el más alto honor que otorga ese país; también posee, entre otras condecoraciones, la medalla de plata del Principado. El suyo es un perfil de triunfador.

-Fíjese lo poco que hay por ahí que tienen que recurrir a mí para esas cosas...

-No sea modesto.

-No me veo más que como un currante que disfruta haciendo su trabajo, tanto que ni un solo día en 42 años de profesión me ha dado pereza ir a la oficina.

-Un currante de 67 años, la edad a la que el Gobierno se propone prolongar la vida laboral motivando con ello las iras sindicales.

-La ampliación de la edad de jubilación es una medida, como otras muchas, que conecta con lo que antes hablábamos: decisiones que pueden gustar más o menos, pero que son necesarias.

-O sea que usted, pese a los periódicos rumores que le convierten en carne de jubilación, tiene cuerda para rato.

-¡Uf! Tengo salud, me divierto con el trabajo y, a tenor de los resultados, no lo hago tan mal. Así las cosas, creo que, mientras Dios quiera, seguiré adelante.