S. FERNÁNDEZ

El actor ovetense Juan José Otegui (1936) decidió retirarse de la profesión en cuanto le llamaron para formar parte del reparto de «La marquesa de O.», una producción en gira que llega esta noche (20.15 horas) a las tablas del teatro Palacio Valdés. Lleva cuarenta y nueve años sobre los escenarios y ahora sólo le cabe un sueño: una última función en el teatro Campoamor: «su» teatro. «Voy aguantando, pero los años pesan cada vez más y nada ya es como antes», comenta por teléfono, en la calle, en Oviedo. «Estoy en casa de mi hermana, hoy no hago más que recibir llamadas de los periodistas», bromea.

Otegui empezó a ser actor cuando estudiaba en la Universidad de Oviedo. Era compañero de Carlos Álvarez-Novoa, otro asturiano de relumbrón en el mundo de la escena. Aquellos primeros años fueron de cultivo de la afición, ganas de ligar... La primera vez que subió a un escenario fue al de Caja Asturias, en la plaza de la Escandalera. Muy pronto hizo las maletas y se marchó a Madrid. Hace casi medio siglo.

«Después de la función de mañana (por esta noche) nos vamos a Logroño, tenemos una gira muy amplia», comenta. Hasta el próximo mes de noviembre. «Paramos en verano, pero tenemos una temporada en Barcelona. Es muy probable que el Campoamor sea la última función, pero es muy complicado, me dicen, están pendientes de la lírica», se lamenta el actor asturiano, una leyenda del teatro.

¿«La marquesa de O.» era la mejor obra para ser la «última»? «¿Por qué no?», se pregunta Otegui. «Me divierto y, encima, mi papel es el del perdedor», añade con una satisfacción inusitada.

El veterano le cede el testigo a una actriz debutante en los escenarios: Amaia Salamanca. «Pero es a ella a quien esperan a la salida de los teatros», comenta el asturiano decidido a jubilarse como actor: «No, no me voy a arrepentir, es una decisión que he pensado mucho: voy a dejar el teatro», acepta con resignación.