Ranón, Ignacio PULIDO

La carretera de Ranón se ha convertido en una pesadilla para los vecinos de ese núcleo rural sotobarquense: el mal estado del vial «con varios puntos sin visibilidad, un pavimento salpicado de baches y unas cunetas impracticables» ha puesto en pie de guerra a los residentes. Los usuarios de la vía exigieron anteayer su arreglo «para mitigar los problemas que entraña a la circulación y a los peatones».

La asociación «San Roque» se reunió el pasado martes para rendir cuentas a sus socios y poner sobre la mesa los problemas que afectan a Ranón. Una vez más, la carretera fue foco de crispaciones. «Llevamos tres años protestando y solicitando formalmente que se arregle esta carretera», sentenció el líder vecinal de Ranón, Jorge Noval, y añadió: «El estado del vial es deplorable, su arreglo debería ser una prioridad». Noval recordó que el alcalde, Jaime Menéndez Corrales, se comprometió a reparar la vía durante el presente mandato.

Los vecinos, sin embargo, confesaron que «no pueden esperar más» y exigieron que se cometan arreglos previos a la obra definitiva. «Por la carretera circulan muchísimos coches desde que la N-632 (antigua nacional) se cerró como consecuencia de la grieta del Alto del Praviano. Las cunetas no se ven, están muy sucias y no recogen el agua», subrayó Noval. Y precisó, además: «Hay muchos baches, algunos incluso sin reparar desde las obras de la autovía del Cantábrico». En vista de la situación, los vecinos, que en su día recogieron más de mil firmas para pedir la reparación del vial, amenazaron con «movilizarse e incluso con protagonizar cortes de carreteras». «No queremos una autopista, pero si nos cruzamos con un camión queremos saber dónde ponemos la rueda», sentenciaron. El trazado ha sido escenario de varios accidentes de tráfico.