Soto del Barco, I. PULIDO

Asunción López, una jubilada sotobarquense de 76 años de edad, cultiva su propio huerto desde hace varias décadas. Lo que antaño era un práctica casi necesaria en todos los hogares se ha convertido hoy en un entretenimiento para muchos retirados que pasan sus tardes trabajando su tierra al mismo tiempo que proveen sus despensas con todo tipo de viandas.

«Antes plantaba una mayor porción de tierra. A día de hoy es un entretenimiento para mí. Me distrae hacer algo, además me presta», enfatiza López. Y es que esta mujer prefiere no considerar a su huerto como un trabajo. «A pesar de mi edad mantengo intacta mi ilusión por hacer algo», subraya.

A pesar de todo, cualquier huerto que se precie, sea cual sea su tamaño, requiere de una serie de cuidados de que dependerá el buen resultado de la cosecha. «Es indispensable que la tierra esté bien abonada», precisa López, la cual advierte de que también se deben de tener en cuenta otras labores como sulfatar de vez en cuando las plantas.

La lista de productos cultivados por Asunción es prueba fehaciente de su buen hacer. Patatas, fabas, fregoles, cebollas, repollos y pimientos son algunas de las hortalizas que cosecha todos los años. Productos a los que se suman ciruelas, nueces, kiwis, manzanas, piescos, avellanas, uvas y moras. Ahí es nada la cosa. No en vano, esta mujer afirma que «no hay nada como saber lo que uno está comiendo». «Nunca tengo que comprar patatas ni fabas», señala López. No obstante, en alguna ocasión, la caprichosa meteorología de Principado ha echado por tierra su trabajo. «Es lo que pasa con todo lo que duerme fuera de casa, carece de protección. Aún así compensa», comenta entre risas.