Francisco L. JIMÉNEZ

El transporte desde el puerto de El Musel a Navia de las 23.000 toneladas de madera que llegaron a Asturias hace un mes a bordo del buque «Ivs Kawana» se ha convertido en un quebradero de cabeza para quienes se hicieron cargo de la operación dejando fuera al puerto de Avilés, el punto tradicional de descarga de esta mercancía. El plan inicial de llevar los troncos a bordo de trenes de Feve se ha confirmado, según fuentes portuarias, como «inviable» por la lentitud de entrega de la mercancía y los problemas logísticos asociados. Para acelerar el proceso se optó finalmente por contratar camiones que cargan la madera en El Musel y la depositan en el almacén de la papelera, claro que esto supone un aumento notable del coste de la operación y vuelve a poner sobre el tapete la misma pregunta que en su día generó una fuerte polémica entre los dos puertos asturianos: si Avilés está 28 kilómetros más cerca de Navia que Gijón, ¿por qué el barco de madera fue dirigido a El Musel?

Los mismos que en su momento destacaron la falta de lógica comercial de una operación que rompía con la habitual mecánica portuaria de utilizar el puerto de Avilés como punto de descarga de la madera para Ence ven reforzados ahora sus argumentos cuando calculan los sobrecostes que genera la decisión de llevar la madera a El Musel.

La logística que se puso inicialmente en marcha para hacer llegar a su destino el cargamento del «Ivs Kawana» constaba de las siguientes fases, según relató a este diario un trabajador portuario. Una vez descargado con ayuda de grúas el barco en el muelle gijonés de La Osa (se calcula que el barco trajo a Asturias unos 5.500 atados de troncos), era preciso trasladar la madera al muelle Norte atravesando El Musel de punta a punta para acercar la mercancía a la zona de carga ferroviaria. Ya en el muelle norte, cada uno de los atados se deshacía para liberar los troncos e introducirlos uno a uno en contenedores, dado que Feve no transporta madera a granel en sus vagones. Sólo esto ya obligaba a movilizar varias máquinas y no poca mano de obra, con el coste consiguiente; pero el viaje de la madera no acababa ahí.

Ya en el tren, los contenedores partían rumbo a Navia pasando por Avilés. Una vez en el concejo naviego, los troncos se sacaban de los contenedores y se cargaban en camiones para su depósito final en el parque de madera de la fábrica de Ence, adonde todavía no llegan las vías de Feve (la obra para construir el ramal a la factoría salió a concurso a mediados de abril con un coste de 5,6 millones de euros). El tren entonces volvía a Gijón cargado con los contenedores vacíos.

«Lento y costoso», define un tabajador portuario el proceso descrito. Una opinión que comparten profesionales avilesinos del transporte. Y un argumento que llevó a responsables políticos y sindicales de Avilés a ver «maniobras políticas» para desviar a El Musel tráficos que permitan justificar la inversión en la ampliación del puerto.

Los problemas asociados a la logística ferroviaria y la necesidad de retirar la madera de los muelles gijonenses cuanto antes para evitar el pago de la tasa de ocupación han obligado finalmente a realizar el transporte de la madera a Navia con camiones, que son cargados en el muelle de La Osa y depositan la carga en la fábrica de Ence. Unos camiones que facturan tomando como base los kilómetros recorridos, que para un viaje de ida y vuelta son 56 más desde Gijón que desde Avilés.

«En términos logísticos este asunto de la madera es incomprensible: a igualdad tarifaria de los puertos los costes son más elevados en Gijón que en Avilés, desde donde la distancia a Navia es sensiblemente inferior», sentencia un transportista avilesino. No es el único incapaz de resolver este puzle.