T. CEMBRANOS

Los vecinos y usuarios del paseo de la ría alertaron ayer de la existencia de un vertido de aspecto oleaginoso en el estuario que, además, desprendía un fuerte olor. Los paseantes sospechaban que el vertido podría salir de uno de los colectores de las baterías de coque, extremo que fue negado ayer por un portavoz de Arcelor-Mittal, después de que los trabajadores analizaran las instalaciones.

La Guardia Civil también se personó en las inmediaciones de la ría para investigar lo sucedido. «Con la marea se apreció un fuerte olor y el agua adquirió un color muy oscuro. A la orilla del centro Niemeyer, el espectáculo de aguas oscuras y manchas de aceite flotando es todo un alarde de sostenibilidad y respeto medioambiental», ironizó Fructuoso Pontigo, portavoz del colectivo ecologista de Avilés.

Pontigo confía ahora que el Principado «tome muestras, tarde menos días en analizarlas de lo habitual y, además, identifique al culpable».