Teresa CEMBRANOS

El patrón mayor de la cofradía de pescadores «Virgen de las Mareas», Gregorio López, advierte de que las «importaciones incontroladas» amenazan el futuro de los pescadores asturianos. Y no lo puede decir más claro: «Las importaciones pueden quebrar nuestra economía. Nos están haciendo mucho daño». López, sin embargo, no insta a que se prohíba la llegada de especies procedentes de otros países, pero sí pide que haya un mayor control. «En España somos grandes consumidores de pescado y si con los que trae la flota nacional no se abastece el mercado, me parece bien que se importe pescado para cubrir el vacío, pero no de forma descontrolada», apunta el patrón mayor.

El problema con el que se encuentran ahora los pescadores es que con la llegada masiva de importaciones, el precio de las especies nacionales cae «y la flota pierde rentabilidad». «Es penoso», añade López. El ejemplo más claro de que la llegada de pescado de fuera hace fluctuar los precios en la rula sucedió durante el tiempo en que los aeropuertos estuvieron cerrados como consecuencia de la nube de cenizas procedente del volcán islandés.

Esos días en los que no llegaron cajas de pescado foráneo, el precio de la merluza, por ejemplo, se llegó a triplicar en la rula de Avilés. «En cuanto abrieron los aeropuertos, el precio volvió a caer y se volvió a vender la merluza a 2 euros el kilo de media. Para que luego digan los fresqueros que no afecta la importación», aseveró Fernando Iglesias, «Viriato», presidente de la Asociación de Palangreros del Cantábrico (Arpacan). El precio medio de la merluza el pasado mes de abril, según los datos que maneja la Dirección General de Pesca del Principado, fue de 3,57 euros el kilo; en el mismo mes de 2006, por ejemplo, el precio medio fue de 6,34 euros.

Pero las importaciones de pescado no sólo afectan a la merluza, sino también al rape y al gallo. «Son especies de las que nosotros sobrevivimos. Es cierto que hay crisis y que hay menos alegría en las plazas ya que los ingresos son menores y se mira mucho a la hora de comprar. Todo influye, pero la importación masiva nos está haciendo polvo», lamenta Gregorio López.

En este sentido, la Unión Europea tiene el propósito de auditar las prácticas pesqueras de terceros países para así garantizar que los pescadores europeos compitan en igualdad de condiciones. En función de los resultados de esas auditorías, la Agencia Europea de Control de la Pesca mantendría o retiraría las certificaciones que permiten la comercialización en el continente de pescado foráneo.