Félix VALLINA

Si Peter Pan estuviese buscando soldados para luchar contra el Capitán Garfio, que en última instancia se escapó de las fauces del cocodrilo, ayer hubiera encontrado todo un ejército en el pabellón de exposiciones de La Magdalena. Escolares de todos los centros públicos de Avilés se apoderaron de las instalaciones durante el festival «Coliseo Escolar Abilivs Polis», una jornada de puertas abiertas en la que los más pequeños disfrutaron a raudales con juegos, talleres y actuaciones sobre el escenario.

La planta baja del pabellón nunca estuvo mejor aprovechada. A lo largo y ancho de su superficie, centenares de niños jugaron a las chapas, a la comba, al bádminton, a los bolos o a la rana. Otros disfrutaron de los karts a pedales, de los talleres de pintura o de las gymkhanas. Todo un paraíso para los más pequeños. «Ya he jugado a todo y lo que más me ha gustado ha sido una portería en la que te daban puntos por meterla por la escuadra», señaló Adrián Suárez, ataviado con una camiseta del Barcelona con el número de Bojan a la espalda.

Además de los juegos, también hubo tiempo para el espectáculo. Los padres tuvieron que hacer cola para entrar a ver las actuaciones de sus hijos en el auditorio de la segunda planta, donde se pusieron sobre las tablas distintos bailes, actuaciones musicales y obras de teatro. Los hermanos Tejedor tomaron parte activa en la gala y presentaron en rigurosa primicia una canción en la que han participado los niños, profesores y padres del Colegio Villalegre.

Un año más, el pabellón de exposiciones de La Magdalena se convirtió en el «País de Nunca Jamás» y los niños fueron reyes por un día. Había niñas vestidas de bailarinas para las exhibiciones de gimnasia rítmica, pequeños tatuados con henna en la jaima instalada por la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui y decenas de pequeños caminando con zancos por el recinto. «Esto es lo mejor de todo el año», aseguró Ángela Iglesias mientras jugaba a los bolos.