Los tiros de la noche del miércoles, delante del club de alterne Los Arcos, fueron el último episodio de una historia de desencuentros entre el presunto homicida, Moisés F. M. y Roberto Lazcano, una de las dos víctimas caídas en la avenida de Lugo. La tensión entre los dos hosteleros se explica, según fuentes consultadas, «por el afán de hacerse fuertes» dentro del negocio de los clubes en Avilés.

Todos los indicios apuntan a que Moisés F. M. recibió en pocas semanas dos palizas a manos de «la gente de Lazcano», según fuentes cercanas a la investigación. Esta circunstancia, según el mismo relato, fue el dedo que apretó el gatillo en la noche del pasado miércoles. El presunto homicida se hizo «con un hierro» (un arma) hace unas pocas semanas. Según algunos hosteleros consultados, Moisés F. M. se sentía amenazado, pensaba que podía recibir una nueva paliza.

Las primeras detonaciones alertaron a los propietarios de locales del entorno. «Estaba en la cocina, pensaba que se trataba de un petardeo de un tubo de escape. Me asomé y vi el cuerpo de un tío tendido panza arriba», comentó un hostelero de La Maruca. Desde las nueve y media y hasta la medianoche, los móviles de los propietarios de locales de copas no dejaron de sonar. ¿Qué había sucedido? Algo que, según muchas de las personas consultadas, «se veía venir»: un duelo a muerte por el mercado del ocio nocturno. «Salimos a la calle y, en cuanto vimos uno con una pistola entramos para adentro cagados de miedo», señaló uno de los clientes, que bebía una cerveza cuando sonaron los primeros disparos.

Moisés F. M. esperaba con el arma a punto a Roberto Lazcano y a su acompañante, Asan Osmán. Los tiros sellaron la tensión entre los hosteleros, una tensión, según las primeras hipótesis, que venía de atrás, «de más atrás de las palizas». Y es que esta historia empezó hace poco más de un año, cuando Moisés F. M. abrió su club en la avenida de Lugo. El presunto homicida era nuevo en el negocio de la noche. Es joven, tiene treinta años, mujer y dos hijas. Hasta que abrió su propio local se había ganado la vida vendiendo vehículos de ocasión. Dejó los coches, según fuentes consultadas, por problemas económicos y por presión familiar. De hecho, un miembro de su familia le habría convencido de que podía recuperarse económicamente con el dinero del club de alterne.

Roberto Lazcano, hijo de José Luis Lazcano, dirigía desde hace algún tiempo varios negocios familiares. Lazcano padre es uno de los empresarios de la noche más conocidos de la comarca; ayer guardaba luto por su hijo en el tanatorio de Avilés. El cuerpo de Asan Osmán, de nacionalidad rumana, de Constanza, con 27 años, esperaba en soledad a que esta mañana se le realizara una autopsia.