Socióloga, miembro de la unidad de coordinación de Salud Mental del Servicio de Salud del Principado de Asturias (Sespa)

Myriam MANCISIDOR

Margarita Eguiagaray, socióloga, es miembro de la unidad de coordinación de Salud Mental del Servicio de Salud del Principado de Asturias (Sespa). Habitualmente trabaja con sistemas de evaluación e información. Ayer fue la encargada de presentar la conferencia inaugural del VII Congreso de salud mental que se celebra en Avilés y que concluirá esta tarde con un coloquio sobre el tratamiento mediático de la enfermedad mental en el que participará el periodista y escritor Arcadi Espada. Eguiagaray fue ayer la encargada de dar paso a una charla que pronunció la socióloga holandesa Sineke Ten Horn sobre la necesidad de colaboración con los pacientes, sus familias y otros en las intervenciones hospitalarias y domiciliarias en salud mental.

-¿Cuál es la salud mental de los asturianos?

-Hay que diferenciar la salud mental tratada y la salud mental de la población general. Recientemente hemos tenido la oportunidad de hacer un estudio entre la población general y detectamos que la salud mental de los asturianos es relativa.

-¿Eso qué significa?

-Casi el 39 por ciento de la población, en algún momento del periodo estudiado, ha tenido problemas de salud mental.

-Pero no demandan tratamiento...

-Así es, estas personas no siempre acuden a los especialistas. Tal vez recurren a otras fuentes de apoyo como asociaciones o allegados. Otros no reconocen la enfermedad. Hay también diferentes factores que influyen en el enfermar y en la manera de manejar a un paciente, por eso es preciso seguir un proceso de colaboración con una metodología y aprendizaje claro.

-¿Salud Mental es un cajón de sastre para el Sespa?

-Nosotros, desde Salud Mental, no podemos abordar todos los problemas de un paciente: alojamiento, trabajo, educación, formación... Es un campo muy amplio, antes todo acudía a Salud Mental pero ahora tenemos que compartir la responsabilidad con otros sectores que también pueden abordar estos problemas. La gente de la calle también debería respetar y entender la enfermedad, ésto supondría cambios a largo plazo.

-¿Qué opina del «Modelo Avilés» que consiste en el tratamiento a enfermos mentales graves en su entorno más próximo?

-El «Modelo Avilés» es conocido en casi toda España y ha sido el primero existente aquí, en Asturias. A mi me parece una buena opción pero, en realidad, el problema de los trastornos mentales graves o severos ya desde el año 2000 es una preocupación importante para nosotros. Cuando se hizo la reforma aparecieron muchos más problemas diagnosticados que anteriormente no se trataban. También aparecieron enfermedades nuevas. Para todos estos trastornos mentales graves hay un programa general para todos los servicios de la red que ya está institucionalizado y que se debe compartir. La manera de acercarse a estos problemas es diferente según el área sanitaria, las posibilidades del equipo... Es un campo de fortalezas y debilidades. El ETAC es un programa que apoya al paciente en su entorno y me parece que está destinado también a personas que no son capaces de seguir una atención ambulatoria normal y que aparecen con crisis en los centros hospitalarios, creo que es una buena herramienta.

-Pese a este avance, hay familias que demandan psiquiátricos.

-En un momento dado pensamos que era imposible el retorno a los psiquiátricos, pero ahora no lo sabemos. Aún así, las personas que piden psiquiátricos lo que demandan realmente es que se solucionen sus problemas y, en ocasiones, desconocen que existen alternativas que pueden beneficiarles. El pedir psiquiátricos, alejamientos... es lo mismo que decir: tengo un problema, no puedo más.

«Salud Mental no puede abordar todos los problemas de un paciente: alojamiento, trabajo, educación...»

«El Modelo Avilés de tratamiento a enfermos mentales graves en su domicilio creo que es una buena herramienta»