Las transformaciones de las costumbres y de los esquemas mentales, que finalmente determinan las modificaciones de las pautas religiosas, de las sociales y de la tradición, que aún tenían un gran peso en la sociedad local, requerían de un tiempo de cambio largo que, sin duda, se acelera a partir de los últimos años del siglo XIX. La mejora de las vías de comunicación favorece el fin del aislamiento físico, los mensajes tienen además otros soportes como la prensa, el cine o la radio, que inciden en la mentalidad de la población de un concejo como Gozón.

La Fundación del Cristo del Socorro juega un papel importante en este sentido desde 1869, proporcionando los medios para que la mayoría de la población pueda acceder a la educación, y con ella a la capacidad de valorar, discernir o tan sólo asumir, pero desde posiciones cada vez mas individuales, mas cercanas a la idea de libertad, porque paulatinamente se va haciendo posible la elección y la existencia de posturas personales en base a los propios criterios.

La inauguración del balneario en agosto de 1890 no es suficiente para dar cobijo a las prácticas de ocio y sociabilidad burguesas; las playas y sus entornos en forma de paseos jugaban en ésto un papel fundamental. La playa de La Ribera no era la mas indicada para la práctica del baño, la proximidad del muelle y los saneamientos del pueblo la inutilizaban. El espacio alternativo eran los antiguos arenales de Cabra Muerta, al otro lado de la iglesia, pero existían muchos impedimentos para su desarrollo. De hecho, uno de los primeros proyectos de balneario marítimo en Asturias fue el de Casalá de 1876 para esta playa, que no se pudo realizar por la controversia legal sobre la titularidad del camino que bordeaba la zona desde 1716.

Era cuestión de tiempo aclarar la situación legal, y en torno al cambio de siglo comienza una serie de actuaciones consecutivas que transformarán aquel espacio. En 1903 se iniciaba la construcción del muelle del Gayo, que se prolongó durante 21 años; una vez trasladado el cementerio detrás de la iglesia a Santa Ana en 1889, en 1915 se derriba la antigua capilla y se comienza la construcción del paseo marítimo bordeando la playa hasta enlazar con la nueva carretera de servicio del nuevo puerto; en aquel mismo año se inaugura la estatua a Mariano Pola en este espacio alrededor de la iglesia que ejercía como la única zona verde del pueblo. Se remata el espacio perimetral de la playa, se rellena hasta lograr la misma cota que la carretera al Gayo, y se construyen las rampas de acceso.

El espigón del Gayo protege el nuevo espacio, provocando que se colmate de arena, perdiendo calado y su función inicial. La playa se conoce entonces como la de Luanco y el topónimo Cabo de la Muerte queda relegado a un pequeño espacio donde se encontraba una fuente; en 1926 se construyó un lavadero público. Este muelle sufrió graves desperfectos en enero de 1985, que fueron reparados entre abril y septiembre de 1986. En los últimos años se viene trabajando en la construcción de un nuevo puerto deportivo, y paradójicamente es cuando se ha mutilado injustificadamente una parte de este Gayo. Había rebasado el siglo de existencia y era una seña identitaria del paisaje de Luanco y su playa.

En 1919 se inaugura el edificio de la fábrica de conservas Pesquerías y en 1962 se construye el bar de la Playa y la que se conoció como «playa artificial», un gran escalón ganado al paseo marítimo que reducía visualmente la altura del muro y buscaba lograr una zona que permaneciera seca en pleamar; también se ajardina el pequeño terreno que había donado José María Menéndez de la Pola en 1930.

En 1995, una drástica intervención del MOPTMA crea una superficie seca de más de 25.000 metros cuadrados, renovándose el paseo, las instalaciones hosteleras y desapareciendo aquella única zona verde que conocíamos como «el parque de Pesquerías».

Paradójicamente, y a excepción del balneario La Rosario, las reformas urbanas son de iniciativa pública y prácticamente no se produce ninguna actividad constructiva privada hasta los años cuarenta del siglo XX; con anterioridad tan sólo los capitales indianos habían provocado la aparición de algunos nuevos edificios peculiares. A partir de 1940 se produjo la parcelación del Campón de la Pola en la zona de la playa, y en los alrededor de Samarincha se construyen varios edificios con la firma de los arquitectos mas conocidos del momento: «Chavola Marítima» para F. Sarandeses en 1946, y «Hotel Marítimo» para Verdú Illán, o el chalet de Pedro Caicoya Rato en 1954, todos por Juan Vallaure; Cachucasa y El Balneario (Ortega y Gasset), en 1946 por Francisco Corominas; J. M. del Busto y Díaz Negrete para Araceli González Vizcaíno en la curva de Samarincha, en 1954; entre 1945 y 1947, Francisco Villamil en Samarincha para Alfredo y Faustino Arias y Francisco Montoto, y en el paseo de la playa para Armando Landeta en 1953; y en 1959 para Bartolomé Darnis, el conocido popularmente como «Piano de cola», por J. A. Muñiz y Celso García. Con las obras de 1995 desaparece definitivamente el Cabo de la Muerte y esta playa, sin otra posible identidad, ya es la de Luanco.