Raíces, Inés MONTES

Los últimos descubrimientos en el yacimiento arqueológico del castillo de Gauzón hacen presagiar novedades importantes en la interpretación de la historia asturiana. Manteniendo la prudencia de la que hacen gala los arqueólogos que dirigen las excavaciones, Iván Muñiz y Alejandro García, y a la espera de conocer los resultados que deparen la prueba del carbono 14 que se está realizando a los restos orgánicos encontrados este verano en la plataforma inferior de la fortaleza del Peñón de Raíces, la trascendencia del asentamiento popular allí descubierto está fuera de toda duda. «Lo que da valor al asentamiento es que no es una aldea aislada, sino que está ubicada junto a un castillo», afirmó Iván Muñiz.

En la cuarta campaña de excavaciones que comenzó hace cuatro meses, los arqueólogos han podido confirmar, por primera vez, la existencia de ocupación humana en los 100 metros excavados de la plataforma inferior de la fortaleza, que tiene una superficie de 2.000 metros cuadrados. Han aparecido suelos de arcilla apisonada con gravas y hoyos destinados a asentar postes de techumbres. «Unos elementos que hacen pensar en arquitecturas realizadas con materiales efímeros como la madera», explicó Iván Muñiz. Además de los materiales, se han encontrado espacios con restos orgánicos como huesos de animales y también un conjunto de cerámica medieval.

Los estudios que ahora está realizando el equipo de expertos tienen como fin poner en valor el asentamiento. «El hallazgo tiene un gran alcance científico dada la escasez de excavaciones arqueológicas en poblados medievales asturianos». Según Iván Muñiz, en Asturias se están acometiendo excavaciones en asentamientos nobiliarios, pero pocas en poblados campesinos como las de Santo Adriano y Vigaña, localidad del municipio de Belmonte de Miranda. Sin embargo, en Raíces Viejo se comenzó excavando en la fortaleza nobiliaria del castillo de Gauzón y, como preveían algunos expertos nacionales e internacionales, ha aparecido un asentamiento adyacente que podría ser el lugar de residencia de los campesinos y artesanos que trabajaban para los nobles que habitaban el castillo de Gauzón. «El valor del asentamiento es importante porque no se trata de una aldea aislada, sino que se levantó junto a una fortificación importante. La relación entre el castillo y el asentamiento a sus pies convierten el yacimiento arqueológico en un enclave único y lo equipara a otros asentamientos europeos».

Los resultados de esta cuarta campaña de excavaciones que está a punto de concluir, confirman lo que Iván Muñiz y Alejandro García ya habían avanzado cuando presentaron la memoria de los trabajos realizados en 2009 y es que el castillo de Gauzón es anterior a la fortificación plena de los reyes de Asturias. «El resultado de las tres campañas anteriores ya demostró la importancia de los hallazgos que hacen referencia al mayor símbolo del poder de los reyes de la época, que eran las fortificaciones», indica Muñiz.

Las excavaciones arqueológicas han permitido reconstruir una secuencia de la ocupación en el castillo de Gauzón. Los hallazgos realizados en la primera campaña que se acometió permitieron adelantar en 200 años la construcción original del castillo de Gauzón y poder datar la legendaria fortaleza entre finales del siglo VII y principios del VIII. «Los reyes de Asturias acometieron un programa extraordinario de monumentalización del castillo de Gauzón entre los siglos VIII y IX cuyo principal símbolo es la torre de piedra labrada», explican los arqueólogos.

La torre la encontraron Iván Muñiz y Alejandro García en las excavaciones realizadas en el verano de 2009. Se trata de una torre señorial adosada a la muralla realizada en piedra arenisca labrada, suelos de mortero y muros internos revocados. «Es el testimonio más antiguo de una torre cuadrangular medieval documentada en Asturias, con una riqueza constructiva que la equipara a las principales zonas de poder peninsular y europeas de la época», afirman. Del esplendor de la fortaleza da fe que en los talleres de orfebrería de la misma el rey Alfonso III mandó labrar la Cruz de la Victoria en el año 908. El castillo de Gauzón fue objeto de progresivo abandono entre los siglos XIV y XV.