Borja Casani (Madrid, 1952) es el comisario de la exposición retrospectiva de Luis Eduardo Aute que se acaba de inaugurar en el Centro Municipal de Arte y Exposiciones (CMAE) de El Arbolón. Amigo confeso del autor, la trayectoria de Casani está íntimamente ligada a la generación de cultura. Fue fundador y director de las revistas «La Luna de Madrid» -vinculada a la movida madrileña- y «Sur Exprés», entre otras. Desde 1994 dirige el sello musical El Europeo-Música, especializado en flamenco, jazz y canción de autor. En la vertiente plástica, dirige la Galería Moriarty de Madrid. Al CMAE no llegó de brazos cruzados, sino que se implicó activamente en la colocación de las piezas de Aute. «Es la nueva etapa a la que estamos llegando», bromeó.

-¿Cómo se embarcó en la organización de esta retrospectiva de Aute?

-Mi relación con Eduardo es antigua. El comienzo de esta exhibición centrada en las diferentes facetas artísticas fue un libro disco, «Animal», que por primera vez presentaba obras musicales, dibujos y poemas en un solo objeto. Encontramos un formato interesante y a partir de ahí realizamos distintos trabajos. Cuando se reunió por primera vez toda esta obra fue en La Habana, hace tres años, con motivo de un homenaje que le hicieron los músicos cubanos, un festival donde ellos cantaron las canciones de Aute. Fue entonces cuando se presentó también la exposición, la película, hubo un concierto y lectura de poemas. Aunque era conocido que Eduardo tenía distintas facetas artísticas, nunca antes se habían presentado juntas.

-Como comisario suyo, tendrá claro qué aporta Aute al panorama plástico.

-Esa multiplicidad de decir cosas parecidas en diferentes formatos artísticos: amor, desamor, socialismo, paradoja... Él es un poeta, capaz de reflexionar de forma poética sobre la vida. La exposición muestra su universo, perfectamente comprensible si te acercas a él. Muchas pinturas fueron portadas de sus discos. Es continua la religiosidad extraña que tienen su música y su obra. Él tiene una manera muy fina, en este mundo tan burdo, de decir cosas bestias de forma elegante.

-No es la única retrospectiva de la que es responsable. Usted también es el comisario de una muestra del fotógrafo Chema Madoz.

-También somos amigos. Hemos trabajado juntos en experiencias variadas. Yo no soy comisario propiamente dicho, no es mi profesión.

-O sea, que es comisario de cabecera para sus amigos.

-Algo así.

-Usted trabaja en la GaleríaMoriarty, en Madrid. ¿Qué papel cultural puede desempeñar un espacio así en una sociedad donde las ofertas con etiqueta de «cultural» se multiplican?

-Bueno, el caso de Moriarty es especial: estamos hablando de una galería con treinta años de existencia, tiene mucha historia desde los años de la movida. La galería puede decir lo que dicen sus artistas. En realidad, el arte y las agrupaciones de artistas son por afinidades selectivas, lejos del comercio, que es complejísimo. Nuestros artistas están muy vinculados entre sí y con la galería.

-¿Una familia?

-En realidad, distintas etapas de familias.

-Volviendo a la pregunta anterior: ¿qué papel desempeña la cultura frente a su explotación económica?

-Todo lo que no es «show-bussines, enterteinment», negocio del espectáculo, tiende a concentrarse en el arte contemporáneo: música experimental, underground, danza y teatro. Son elementos que pertenecen de verdad al mundo de la cultura, un sector que no es el espacio principal del negocio. Para mí la cultura tiene mucho que ver con el deseo de transformar y de plasmar formas de ver la vida y muy poco o nada con las formas de vender.

-Muchos de los artistas emergentes se quejan de que no hay oportunidades para los que empiezan.

-Eso ha ocurrido toda la vida. Y yo sería partidario de poner los listones mucho más altos. Resulta que da mucho prestigio decir que eres artista, pero eso requiere un proceso complejo vital. Si llegas a artista con sesenta años de trabajo, bastante has hecho. Dar facilidades para que yo haga mi imbecilidad es una tontería como un piano. Además me cuesta mucho pensar que alguien pueda pensar de sí mismo que lo que ha hecho merece la pena.

-Pero es así...

-Sí, pero sigo pensando que es presuntuoso. En cualquier caso, los listones tienen que estar arriba. El único camino para el éxito son la exigencia y la excelencia.

-¿Añora los años de la movida?

-No, para nada, nos los pasamos currando.

-¿Daba mucho trabajo «La Luna»?

-Mucho. La movida la disfrutaron los espectadores.

-Para ir terminando. ¿Cómo ve España? ¿Es, por fin, un país más de Europa?

-Estamos en el peor momento que yo he conocido en lo que se refiere a la energía, a la vitalidad. Tenemos mucho más de todo, somos ricos, tenemos museos, cines, teatros... pero lo veo muy chungo. Falta una nueva generación que lo mande todo a tomar por el saco. La generación emergente es eterna candidata a estar de repuesto.

-¿Y eso?

-Quizá por efecto de la comodidad, de que la gente ha vivido muy cómodamente y con expectativas permanentes de mejora y de pedir ayudas, vivienda... Entonces llegó el momento de la realidad, que tenía que llegar, en el que se vio que las cosas no pueden ser siempre pedir ventajas y beneficios. Se nota un gran desaliento y la única reacción que hay es ponerse a la cola para ver si alguien te lo resuelve: el Ayuntamiento, el Gobierno o quien sea.

-¿Ve la crisis como algo necesario?

-Es esencial. La gente no iba a estar toda la vida viviendo de gorra. Somos países con muy poca energía, nuevos ricos.

-Los tiempos de crisis suelen ser prósperos artísticamente hablando.

-Hay que limpiar y hacer una síntesis de la situación. Es más necesario limpiar un montón de mierda que generar cosas nuevas.

«Aute es capaz de reflexionar de forma poética sobre la vida y de decir cosas bestias de forma elegante»