Las ventanas cerradas de por vida. Los cactus que pudrieron a la puerta. Unas botas resecas entre el barro. El musgo alrededor de los cristales. Un toldo que cobija alguna máquina. El tendal que rodeaba la huerta. Los restos de una porcelana antigua. Un rollo de cordel en una caña. La panza y la vejez de las paneras. Un hueco en la pared más desconchada. Las varas que trepaban los arvejos. El balcón y el visillo entre la brisa. Un retrato de unas tatarabuelas.

El arbusto que crece en la antojana. El hacha que quedó sobre el madero. El somier que separa las dos fincas. La estacada vencida por las zarzas. El olor infantil de la espinera. El señor que se viste de domingo. El chigre con algunas cajas fuera. El rosal arqueado en la portilla. La hierba que germina entre las tejas. Los ombligos de Venus en el muro. Un misal apoyado en la mesita. Un triciclo tirado sin las ruedas. Los tomates madurando en el alféizar.

Los sacos de la harina con basura. La herradura colgada de la higuera. El pozo y la roldana abandonados. El caldero comido por el óxido. Unas chapas y un trozo de madreña. La caseta del perro con mil trastos. La cadena aún encadenada. Las ortigas que invaden las cunetas. Las manzanas que caen de septiembre. Las hortensias que duermen a la sombra. Una pila y al lado una manguera. El jabón medio seco. El estropajo. El trébede de una palangana. Un pajar. Unos fardos. La escalera.

La espalda de un armario y un perchero. La cuadra sin tejado. Mucha piedra. Un cabecero viejo, apolillado. Los sifones en fila, en una esquina. La claraboya asomada al vacío. La soledad de algunas telarañas. El molino y los juncos y la muela. El mástil abatido de una vara. La bomba de achicar que aún chirría. El humo que desprenden las boñigas. La alambrada con mechones de oveja.

Los tarugos en ristras todavía. El banco donde sentarse a la fresca. La bombilla que alumbra a los mosquitos. El hervidor con dos claveles turcos. Un hueso de un cocido de hace tiempo. Un palomar oculto entre los árboles. Un barreño con tinte de la ropa. El luto que reviste las veletas. Las estrías en todos los caminos. Un garrafón con agua atragantada. Las horas que taponan el silencio. Una pinza. Una saca. Una bayeta