Se me ocurren dos formas de comprobar el demoledor e inevitable paso del tiempo. La primera es observar cómo los de tu generación van perdiendo pelo, descuidando las formas (del cuerpo) y desarrollando esas patas de gallo que uno sólo ve en el ojo ajeno. La otra es mezclarte con los adolescentes, para comprobar que uno se ve joven, pero a ojos de este público implacable uno es un carroza sin retorno posible. No es culpa de ellos. Nosotros alimentamos ese fantasma con expresiones nostálgicas como «pues en mis tiempos?», que te encasillan de inmediato y sirven para constatar lo que ellos ya sabían o creían saber: el presente les pertenece.

Esto sucede constantemente cuando uno se dedica a la docencia. Al citar cualquier personaje de la vida social o cultural nos encontramos con caras de perplejidad. «Pero ¿no sabéis quién es?» Pues claro que no. Cuando el personaje en cuestión publicaba sus principales novelas, salía en la televisión o protagonizaba todas las películas de moda ellos no habían nacido o, en el mejor de los casos, iban a la guardería.

La semana pasada, comentando versiones cinematográficas de obras literarias, salió a colación la actriz y cantante Ana Belén. Parecía que nadie sabía de quién hablaba. «¿Pero Ana Belén qué?». Me piden que sea un poco más precisa. Ana Belenes hay muchas. ¿Cómo se apellida? «No tiene apellido. Bueno, sí tiene, pero ése es su nombre artístico, ni siquiera se llama Ana Belén (no parece que esto les aclare nada. Más bien todo lo contrario)». «Sí, hombre, la de Víctor Manuel». Respiro aliviada, alguien al fondo del aula menciona «La puerta de Alcalá».

Esta relatividad en el tiempo empieza ya a provocar suspicacias, sobre todo cuando pronuncio las palabras: «Pues no hace tanto que?». «¿Qué significa no hace tanto, profe?, ¿diez años?, ¿quince años?». Es cierto, lo que para mí sucedió ayer para ellos es toda una vida, y parece que todo lo que ha ocurrido antes de que ellos naciesen tiene una importancia relativa.

La Universidad estadounidense de Beloit publica anualmente los resultados de una encuesta que sirve para comprobar que las referencias culturales cambian con cada generación. Según los últimos resultados, el alumnado que entra este año en la Universidad americana considera que Beethoven es un perro y Miguel Ángel un virus informático, y hay cosas que siempre han existido, como el mapa del genoma humano. Para nuestro alumnado la televisión siempre ha sido en color, la enciclopedia escolar de referencia es la Wikipedia y Ana Belén es, como mucho, la madre de algún amigo. Tenemos que asumir que, para ellos, todo lo demás es historia.