El Certamen Nacional de Arte de Luarca ha entrado en su madurez, superados los cuarenta años de existencia, con un bagaje histórico francamente favorable, y si bien parte de su éxito radica en su apuesta por valores de contemporaneidad plástica, no estaría de más que se fuera adaptando a estos tiempos y asumiera el código de «buenas prácticas», al igual que el resto de los concursos, en lo referente al nombramiento del jurado, pues, sin cuestionar su valía, parece deseable evitar designaciones a perpetuidad y aconsejable consultar a las asociaciones profesionales de artes visuales. Esto permitiría entrar en el juego a los diferentes intereses estéticos que conforman la complejidad artística actual.

Por otra parte, los jurados deberían explicar, con suficiente claridad, los criterios seguidos para tomar unas decisiones que excluyen, por ejemplo, propuestas de interés en las que están trabajando jóvenes artistas y, sin embargo, admiten otras que resultan totalmente anacrónicas, creando una indudable confusión en un momento, como señala Elena Vozmediano, en que «los premios trasladan una visión y una valoración de las artes y tienen una incidencia tal vez mayor de lo que pensamos en la percepción social de éste». Y más cuando se trata de una premio tan arraigado en Asturias como el Certamen Nacional de Arte de Luarca.

Al margen de estas reflexiones cabe señalar que en la presente edición se han presentado ciento cincuenta propuestas quedando seleccionadas treinta y dos. El Premio del Ayuntamiento de Valdés recayó en la obra «Diálogos con Euler» de María Braña, una impresión digital sobre vinilo que busca referencias conceptuales en el matemático suizo Leonhard Euler y estéticas en las primeras vanguardias, con los «Prounen» de El Lissitzky como inspiradores de este trabajo que juega a construir con la pintura un universo equilibrado. El premio Cajastur se otorgó a la obra «Duermevela» de Jacobo de la Peña «Israel» que continua en la línea de sus últimas creaciones: potenciación de la mancha y esencialidad cromática, lo que le permite obtener resultados de una indudable rotundidad.

Entre los seleccionados cabe destacar la propuesta fotográfica de Iñigo Calles que deriva hacia lo pictórico, las «Vanitas II» de Nacho Suárez, un trabajo en el que dialogan distintos lenguajes tratando de romper la pureza estética y la homogeneización de la imagen, la «Barricada» de Cristina Fernández Box, a medio camino entre la escultura, la fotografía y la instalación; la fiesta cromática de Ana de la Fuente, la alegría pictórica de Mario Cervero y el barrido visual de Esther Cuesta. El resto de artistas seleccionados son: Cabrial, Otty Pérez Laspra, Mar Allende, Barrial, Luis Medina, Jiménez, Lola Berenguer, Luis Repiso, Mar Vidal, Paz Banciella, Federico Granell, Patu Inclán, Isabel Marqués, Pilar Martín, Day, Javier Bejarano, Ramón Moreno, Yayo, Román, A. Cambeiro, Fernanda Álvarez, Luis Melón, Alberto Cortés y Paco Vila Guillén.

Como sucede, año tras año, la sala de Cajastur solo puede acoger, por razones de espacio, una parte de la muestra, pero, a pesar de estos inconvenientes, el Certamen de Arte de Luarca sigue teniendo un indudable atractivo.