Zeluán (Gozón),

Myriam MANCISIDOR

Para el grupo ornitológico Mavea, lo de Zeluán es la crónica de una muerte anunciada. Hace ahora diez años, la Autoridad Portuaria de Avilés dragó parte de la Ensenada de Llodero, quitando una protección lateral que evitaba la erosión de la zona. Desde entonces, según los ecologistas, la vegetación halófila de este Monumento Natural está desapareciendo por la llegada de piedras que trae la marea y la erosión. «En todo este tiempo avisamos muchas veces al Puerto y a la consejería de Medio Ambiente de lo que estaba ocurriendo pero pasan de todo», sentencia el presidente del colectivo, César Álvarez Laó.

La situación es grave, a su juicio. En este enclave se han perdido ya los únicos ejemplares que quedaban de «Limonium vulgare» y de «Sarcocornia perennis», ambas especies en peligro de extinción e incluidas en el catálogo de especies protegidas de Asturias. «Este es un nuevo presunto delito que se suma a la larga lista que acumula la Autoridad Portuaria con el beneplácito de la consejería», subraya Laó. Por falta de una adecuada protección, la fuerza del mar está además socavando las rocas de la punta La Llare y eliminando parte del suelo fósil característico de las marismas que antaño cubría el Monumento Natural. «En la actualidad resisten unas pocas matas de "Halimione portulacoides" y "Elimus farctus " que son empujadas al depósito de arena que se forma a sotavento del pedrero. Un absoluto desastre», explica.

La solución, a juicio del presidente del colectivo ornitológico Mavea, pasa por ejecutar una obra enmarcada en los proyectos de ingeniería ecológica. «Se trataría de hacer una escollera con grandes bloques de materia vegetal. El aspecto externo sería más natural y permitiría que la zona se colonizara de vegetación», asegura, haciendo alusión a una hilera construida hace años en Zeluán con características similares. «Hay que hacer algo porque incluso la duna de San Balandrán se está erosionando, su perfil está ya muy pronunciado», precisa al tiempo que recoge una piedras machada de galipote.

«Se debe cuidar el Monumento Natural pero no se hace nada. Tras el vertido de 2008 por el que en un principio se culpó a Arcelor, el Principado dijo que no quedaría ni una piedra manchada y aquí, las sucias, se cuentan por cientos», precisa Laó. El colectivo ornitológico Mavea lleva años dedicado a velar por la conservación de Zeluán y la Ensenada de Llodero, un espacio donde cada día se detienen entre 600 y 2.000 aves limícolas en su paso migratorio. «Lo que tenemos aquí es un pequeña muestra de lo que se puede ver en Ribadesella pero el número de aves que pasan por aquí cada vez es más espectacular», recalca, prismáticos en mano.

Al igual que sus colegas, Laó realiza al menos dos días a la semana un censo de aves en el Monumento Natural que separa Avilés y Gozón. El pasado martes había una muestra de decenas de aves: cormoranes, garzas, patos cuchara, somormujos lavanco, gaviotas, azulones, vuelvepiedras, correlimos gordo -anillado en Holanda-, zarapitos real e, incluso, avocetas, una especie que raramente se ve por el Principado. «Esto es digno de cuidar», concluye Laó, que con frecuencia se indigna por la actuación de la consejería de Medio Ambiente y la Autoridad Portuaria. «Saben lo que hay aquí y también lo que está pasando, otra cosa distinta es que quieran actuar», concluye el presidente de Mavea.