Dos grandes puertos sólo separados por el Cabo Peñas y en fase expansiva: esa es la situación actual de los puertos de Avilés y de Gijón, que comparten el reto de captar nuevos tráficos. Y la pregunta es si ese cometido será posible sin hacerse mutua competencia, con las instalaciones avilesinas, más pequeñas, mirando con recelo a las del Musel y confiando que no se repita el refrán de que el pez grande se come al chico. El difícil equilibrio que defiende el gobierno contrasta con la opinión de otros partidos y profesionales que ven asomar las orejas al lobo. El Musel acaba de inaugurar con toda pompa una ampliación que le dota de más de 5.235 hectáreas de superficie de flotación, 476 de superficie terrestre, y 9.700 metros lineales de muelles con calados de hasta 27 metros. Por su parte el puerto de Avilés está enfrascado en la segunda fase de ampliación en la margen derecha: cuando concluya se obtendrán hasta 2 kilómetros de nuevos muelles (unidos a los de Arcelor) que acapararán el grueso de las operaciones, en detrimento de la margen izquierda.

«Serán los costes de uno y otro puerto los que, como viene ocurriendo hasta la fecha, determinen la inercia de los tráficos», defiende el presidente de la Autoridad Portuaria avilesina, Manuel Docampo. La opinión del máximo responsable de las instalaciones de ambas márgenes de la ría de Avilés es que si a igualdad de otras condiciones un flete es un euro más barato en un sitio que en otro, los empresarios preferirán la opción más barata. No obstante, recuerda que ambos puertos tienen tráficos cautivos que muy difícilmente cambiarán de muelles. «En nuestro caso hablo de mercancías como las bobinas de Arcelor, la chatarra, el coke, la blenda y otros», apuntó.

Pero al margen de los tráficos cautivos, ¿qué ocurrirá con el resto de las mercancías? Docampo se niega a hablar de rivalidad. «El enemigo del puerto de Avilés no es Gijón y no nos vamos a pelear entre nosotros, nuestro enemigo somos nosotros mismos, que tenemos que obligarnos a seguir siendo rentables y eficientes». Es más, él considera que se puede aspirar a complementarse mutuamente, «mientras persista la política de coordinación leal que se practica». Y que las instalaciones gijonesas sean ahora un «superpuerto» puede favorecer a Avilés, en opinión del presidente de la Autoridad Portuaria: «Así pasó en Gandía, que se beneficia de la proximidad del puerto de Valencia. Y esto no implica ni tener complejo de inferioridad ni asumir el papel de segundones, se trata de hacer las cosas de la forma más eficiente posible, sacando provecho a sus respectivas especializaciones. No se trata de que un puerto sea mejor o peor que otro, sino de que somos diferentes».

«Coordinación» también es la palabra que utiliza la Alcaldesa de Avilés, Pilar Varela, para referirse al futuro de los dos puertos más destacados de la región. La regidora avilesina valora como «muy importante para Asturias» la ampliación tanto del Musel como de las instalaciones avilesinas. «Cuando hablamos de los puertos y de la ampliación del puerto de Avilés en la margen derecha estamos construyendo una gran infraestructura al servicio de las empresas y del desarrollo económico fundamentalmente de nuestra comarca, y mi perspectiva del Musel es la misma: una gran infraestructura al servicio de las empresas de Asturias y del desarrollo económico». Varela destacó el «esfuerzo» que se está realizando con este fin, así como para el área logística de la Zalia (San Andrés de los Tacones). «En conjunto Gijón y Avilés nos hemos puesto a desarrollar, junto al Gobierno de Asturias, la gran zona de actividades de la Zalia vinculada a ambos puertos», destacó Varela.

La Alcaldesa ve en la Zalia un ejemplo de esa intención de coordinar las instalaciones para que no se hagan mutuamente la competencia. «Hay que ser inteligente para coordinarlos, es una responsabilidad, así es como tenemos que trabajar para potenciar la economía asturiana», remata.