La competencia que niega el gobierno entre el Musel y el puerto de Avilés es, para el PP, más que evidente. «Será una competencia feroz porque son muchos metros cuadrados de infraestructura que hay que llenar con lo que sea. ¿Qué va a quedar para Avilés?», señaló el portavoz de los populares, Constantino Álvarez. Su diagnóstico es catastrófico: «La voracidad del Musel va a llevar a Avilés por delante». En opinión de Álvarez, Avilés no sólo tiene menos que ofrecer a los posibles operadores, sino que además llega tarde a la carrera con el Musel. «Llegaron primero y tienen más apoyo político».

Y lo que plantea el PP es que si los mercados cautivos de Avilés tenían sitio de sobra en los muelles de la margen izquierda, ampliar las instalaciones a la otra orilla obliga a captar nuevos mercados que, hasta que el Musel no sacie su voracidad, no podrán fructificar. «Lo tenemos francamente complicado». El perjuicio que ve Álvarez es doble, ya que ve que no sólo el puerto avilesino va a resultar perjudicado por el Musel, sino que también las prioridades del gobierno regional a la hora de apostar por la creación de suelo industrial caerán del lado gijonés. «Mientras el Principado esté potenciando la Zalia, que beneficia exclusivamente al Musel, no habrá un euro para potenciar el dinero industrial en Avilés. Somos muy pesimistas en la implantación del centro de transportes».

Ex vicepresidente de la Autoridad Portuaria y concejal no adscrito del Ayuntamiento de Avilés, Antonio Sabino lleva insistiendo desde hace tiempo que es un error la ampliación de los muelles avilesinos en la margen derecha. Y opina que, incluso antes de la ampliación, el Musel era una competencia muy importante que, lo mismo antes que ahora, dificultará la incorporación de nuevos tráficos. «Por eso teniendo en cuenta la ampliación del Musel, que el interland de Avilés le puede dar cuatro millones de toneladas y que el consejo de administración se da por satisfecho, y teniendo en cuenta además que los actuales muelles llegaron a acoger tráficos de 6 millones de toneladas y que los tinglados están consignados en la margen izquierda, no entendemos muy bien la inversión, los muelles actuales bastan y no se puede tirar el dinero».

Entre los profesionales del sector portuario, las opiniones varían tanto como las de los políticos. Optimista se muestra el gerente de la consignataria Marítima del Principado, Jorge Rodríguez, que no cree que vaya a haber competencia. «El tráfico que tiene Avilés está muy orientado hacia las empresas asentadas en la comarca. Avilés está en un nivel aproximadamente alrededor de los 5 millones de toneladas de tráfico, hay un sector industrial establecido en los alrededores de la ría, con empresas como Asturiana», cuenta. En su opinión esa es una base suficiente sin tener que depender para nada de la ampliación de Gijón. «La competencia es mínima», dice, y sostiene que debates como el que se desencadenó por la pasta de papel no tienen que ser frecuentes.

Más cautelosa es la opinión de Felipe Mendoza, jefe de estibadores y portavoz en Avilés del sindicato Coordinadora del Mar. «Gijón compite con muchísima ventaja a nivel de instalaciones, y es lógica la preocupación lde que le lleve tráficos. Tendrán que darle ocupación a la obra». Mendoza sostiene que lo ideal es que se repitan noticias como la reciente captación de una nueva línea de coches por parte del Musel. «Estamos encantados de que crezcan sus tráficos propios, pero lo que no podría permitirse es que el Musel, para justificar sus instalaciones, desposeyera a Avilés de las suyas. Que salga a competir a otros mercados, pero esperamos que no venga haciendo ofertas ventajosas para llevarse a los clientes del puerto de Avilés». Su conclusión, que deja sentado el debate de los próximos años, es la siguiente: «Si conseguimos competir con puertos de fuera, estupendo. Pero competir Gijón con Avilés sería desastroso». El reto está claro.