El proyecto en torno a una fosa común de la guerra civil en Valdediós fue la opera prima de Ángel de la Rubia (Vigo, 1981), uno de los cuatro artistas ahora aunados bajo la batuta del comisario Benjamin Weil en la exposición con la que se inaugura Valey Centro Cultural. En esta ocasión presenta «Galería» y «Fachada interior», dos de las piezas que componen la muestra «Rastros e Indicios», que se abrirá el viernes. «He desarrollado parte de mi actividad en viajes tratando cuestiones relacionadas con la memoria, la historia y la identidad, pero recurrentemente vuelvo mi mirada al sitio del que vengo; ya hace tiempo que trabajo en la Cuenca del Nalón y en el paso del tiempo aquí, el paso progresivo de la era del carbón y la cultura que la rodea y como se enmarca mi genealogía familiar en este contexto», explica De la Rubia.

El proyecto que mostrará en Piedras Blancas está ligado a esta línea de trabajo que, como él dice, aúna sociología e historia familiar. «Quise hacer una nueva pieza entorno a las barriadas obreras, construidas para el personal de la minería, que pueblan la cuenca». El artista trabajó, de este modo, en torno a la Cuenca del Nalón, y a viviendas como las del Barrio Urquijo, en La Felguera. «Este tipo de viviendas fueron una parte importante de la urbanización del valle. En su origen este tipo de proyectos tienen una intención higiénica y humanista, que enmascaran un componente de control social y moral. Evolucionan hacia una influencia más sutil, interiorizada, paternalista, pero esa tensión entre la planificación y la intimidad está presente», explica De la Rubia. Esta primera pieza que reflexiona sobre la influencia de la explotación minera en su entorno humano, está acompañada por otro trabajo realizado en el Pozo Carrio.

El objetivo que persigue Ángel de la Rubia es abordar la dicotomía de conceptos visibilidad/indivisibilidad. «La intención es representar esa ocultación de la influencia que los mecanismos industriales tuvieron y tienen en cada individuo. Y empiezo desde la primera persona, con imágenes de la vivienda familiar en uno de estos edificios, y un dibujo de su fachada».

«Rastros e Indicios» tiene el objetivo de recuperar el valor cultural de los sitios industriales. En este sentido De la Rubia considera que en Asturias sí se valora ese patrimonio. «Hay gente que esta haciendo un trabajo muy importante en la catalogación y la difusión de la relevancia de este patrimonio, y hay proyectos de conservación y rehabilitación. Mis favoritos son los de apropiación y reutilización, como el semillero de Valnalón, que conservan la memoria a la vez que readaptan los espacios a necesidades contemporáneas». No obstante, asegura, aún queda mucho trabajo por hacer para que la gente perciba la belleza de estas construcciones industriales y la necesidad de que la memoria que materializan no sea sepultada. «Pero eso también pasa por ser consciente del marco temporal en el que existen, uno que no puede dejarse llevar por notalgias acríticas», puntualiza.

Ángel de la Rubia será uno de los primeros artistas en mostrar su obra en el Valey que, según afirma, nace con la intención de llevar a Piedras Blancas cultura contemporánea que aúne la importación y la producción propia «y permitir el diálogo entre ellas a través de lo educativo».