Myriam MANCISIDOR

La Princesa de Asturias, Letizia Ortiz, mostró ayer su compromiso contra una enfermedad que cada año mata a más de 7 millones de personas en el mundo: el cáncer. Fue en el Centro Niemeyer, donde inauguró el congreso internacional sobre «Determinantes ambientales y laborales del cáncer: intervenciones para la prevención primaria», el primero de estas características que se celebra a nivel mundial. Doña Letizia defendió ante un nutrido grupo de científicos «la información y la investigación como dos herramientas fundamentales para disminuir la incidencia del cáncer». Y ofreció su apoyo a aquellos, subrayó, que se esfuerzan cada día para que la investigación se convierta en fuente del conocimiento aplicada y también en la clave del progreso en cualquier sociedad.

«Sé que entre vosotros hay estudiantes universitarios que siguen la gran tradición investigadora asturiana y el ejemplo de tantos científicos españoles. En estos dos días -el congreso concluirá hoy en Gijón- encontraréis alicientes para mantener este trascendental compromiso que habéis adquirido con la sociedad: el de investigar», manifestó la Princesa de Asturias. Entre 550.000 y 1,3 millones de muertes por cáncer se podrían evitar con políticas enfocadas a la prevención primaria.

«Un ambiente más sano puede contribuir a evitar enfermedades. Esto significa que aún queda un camino largo, sobre todo en los países menos desarrollados, y significa que mejorar las condiciones de vida de las personas hace que vivamos más y mejor. En el caso del cáncer, el treinta por ciento de los casos podría evitarse actuando sobre algunos factores de riesgo», sentenció antes de elogiar «el rigor y el prestigio» de la OMS y de los participantes en la conferencia internacional que tienen como objetivo firmar en la región la Declaración de Asturias, un conjunto de estrategias para combatir con eficacia el cáncer. Letizia Ortiz anticipó unas «conclusiones relevantes».

De la Princesa de Asturias -presidenta de honor de la Asociación Española Contra el Cáncer-, la directora del departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS, María Neira, alabó su «sensibilidad constante, compromiso y respaldo» en la lucha contra el cáncer. Doña Letizia se mostró encantada. «No podéis imaginar la alegría que supone para mí estar en Avilés, adonde nunca había venido sola como Princesa de Asturias», confesó en castellano y también en inglés.

Con la visita de Letizia Ortiz a Avilés, el Centro Niemeyer se vistió de largo cuando falta poco más de una semana para la inauguración oficial del equipamiento. Con la Princesa de Asturias compartieron mesa la Ministra de Salud, Leire Pajín; la directora del departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS, la asturiana María Neira; el presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces y la alcaldesa de Avilés, Pilar Varela. Sobre el atril, el objetivo de firmar la Declaración de Asturias, el primer paso de escala internacional para combatir el cáncer antes de que se diagnostique como enfermedad.

Neira se centró en el coste económico como un «argumento poderoso» para crear políticas encaminadas a la prevención primaria del cáncer. «El 51 por ciento del gasto sanitario se destina a cubrir enfermedades crónicas mientras que sólo el cinco por ciento se destina a prevención, cuando prevenir es mejor que curar», criticó haciendo un llamamiento a la Ministra de Salud, que llegó a Avilés de abrigo de fondo negro, pero luciendo colorido. Pajín inició su discurso con palabras de apoyo dirigidas a los japoneses, en amenaza nuclear consecuencia de un seísmo. «Este congreso se celebra en un contexto de terrible catástrofe. Mi solidaridad con las personas que han perdido a sus seres queridos y luchan por rehacer sus vidas. Desde aquí también mi apoyo a esta gente ejemplar que seguro que saldrá adelante», recalcó antes de ofrecer datos relativos al cáncer en España.

Al hilo de la materia que reunió a los científicos en Avilés en la lucha contra el cáncer, la ministra indicó que «acontecimientos como los de Japón» ponen de manifiesto la importancia del trabajo en «la prevención como herramienta» de salud pública. Manifestó que en la última década las cifras de tumores se ha reducido «gracias a los avances científicos y a asociaciones» en un 1,3 por ciento al año en hombres y un 1 por ciento en mujeres, siendo relevante el descenso de 2,3 por ciento de tumores de mama en mujeres. Pero, aún así, subrayó, el cáncer sigue siendo la principal causa de muerte en varones y la segunda en mujeres tras las enfermedades coronarias. «Está aumentado también el cáncer de pulmón en mujeres, un 3,1 por ciento. En los casos de herencia genética tenemos margen de actuación limitada pero sí podemos trabajar sobre factores ambientales», sentenció. Y precisó que el 19 por ciento de los tumores pueden atribuirse al entorno, incluido al laboral.

«Para reducir estas cifras son fundamentales las estrategias de salud. Por esto hace dos semanas se aprobó el anteproyecto de la Ley de Salud Pública que queremos que salga adelante antes de que acabe el año porque creemos que la prevención es la mejor herramienta para proteger nuestra salud», dijo la Ministra de Salud. Destacó que, a su juicio, invertir en salud es «invertir en responsabilidad y eficacia». El coste farmacéutico que generaron las enfermedades crónicas en España sumó 8.000 millones en 2010.

La representante de la Organización Mundial de la Salud señaló que hasta 1,3 millones de muertes por cáncer se podrían evitar trabajando en factores ambientales de acuerdo a distintos estudios. «Esto es sólo la punta del iceberg, del que gran parte ni siquiera conocemos», dijo. Luego ofreció ejemplos de lo que se podría hacer para reducir las cifras de neoplasias.

Es preocupante la exposición prolongada al radón, un gas radiactivo natural que se encuentra en el suelo. La exposición a esta sustancia es la causa de entre 70.000 y 220.000 cánceres de pulmón, el segundo desencadenante de este tumor tras el tabaco. «La solución en este caso pasaría por ventilar los hogares, pero apenas se conoce. La percepción pública que se tiene del radón es de un riesgo cero para la población, que sin embargo nos pide que miremos las consecuencias del uso del móvil», explicó Neira. Lo mismo ocurre con los campos electromagnéticos «que generan miedo social, cuando no hay estudios que así lo indiquen». En cuanto a las radiaciones ionizantes lanzó un aviso a los especialistas por su uso en el ámbito sanitario: «Ciertas pruebas son eficaces para prevenir cáncer pero el abuso de estos diagnósticos puede suponer un riesgo».

Neira explicó también el riesgo que supone para la salud la exposición a sustancias químicas como el arsénico o el amianto, hidrocarburos como el benceno y también la contaminación del aire. «Esto último es la causa de 108.000 cánceres al año que podrían ser evitados con una correcta proyección urbanística», sentenció. Dijo también que el cáncer cutáneo está causado por la exposición a las radiaciones ultravioleta (UV), ya sea procedentes del sol o de fuentes artificiales como las camas bronceadoras.

«Cuando hacemos salud pública seguimos una escalera, llegar al último peldaño es una satisfacción y también nuestra mayor frustración. Nos llevó 50 años ver la relación entre el tabaco y el cáncer de pulmón, pero eso no quiere decir que hayamos mejorado totalmente. El 27 por ciento de la población vive sin ninguna prohibición en el consumo», dijo. De ahí, sentenció, la importancia de la Declaración de Asturias. «La prevención primaria es fundamental: se trata de tomar medidas antes de que la enfermedad exista. Pero gastar solo un 5 por ciento en prevención no es suficiente», afirmó.

La alcaldesa avilesina destacó la relevancia de que sea el Centro Niemeyer el que acoja el congreso sobre «Determinantes ambientales y laborales del cáncer: intervenciones para la prevención primaria», y el presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces, resaltó el papel de la Fundación de Investigación e Innovación Biosanitaria del Principado, que apoyará la investigación del cáncer.

Después, los participantes posaron en una foto de familia. En el centro, Letizia Ortiz, de traje chaqueta marrón, melena al viento y tacones de vértigo. Luego, un tetempié: bollos preñaos, canapés, tartaletas de manzana... La Princesa de Asturias abandonó Avilés pasada la una de la tarde.