E. CAMPO

La Factoría Cultural está que echa humo. Las obras de la segunda fase están ya a punto de finalizar, y Cultura prepara tanto la contratación de la última fase como el plan director que regirá las actividades del centro de creación del Carbayedo. Lo que fuera fábrica de camisas Premier se ha transformado en un espacio amplio y diáfano destinado a acoger no sólo las instalaciones de la Escuela de Cerámica -ya instalada en un nuevo edificio de cuatro plantas- sino también talleres destinados a la creación artística en el sentido más amplio de la palabra que encuentran su espacio bajo las antiguas naves totalmente rehabilitadas. La idea con la que trabaja el concejal de Cultura, Román Antonio Álvarez, es que el inmueble no pierda su carácter de fábrica, pero que se aplique no a la producción de textil, sino al mundo del arte.

Los dos volúmenes que configuran la Factoría Cultural -el edificio de nueva planta y las dos naves fabriles- llevan, en el interior, una unidad de tratamiento y de materiales que borran las fronteras entre uno y otro. El vestíbulo principal da acceso a ambos sectores, con una biblioteca acristalada como nexo de unión. Las naves, donde los trabajadores realizan los últimos remates, tienen dos plantas, principal y semisótano, ya que se rebajó el nivel del suelo. Cada una de estas naves tiene 400 metros cuadrados. La compartimentación interna no rompe el volumen interior cuya característica principal son las cubiertas abovedadas. Las conducciones quedan a la vista, para resaltar el carácter fabril. «El interés de este edificio consistía en mantener esas bóvedas libres, así como conseguir un espacio fluido», indicó el arquitecto responsable de la obra, Aitor López Galilea. La luz es la que marca los contornos interiores de las bóvedas, con la gradación de alturas.

En el nivel principal, las naves acogen cuatro talleres equipados con tomas eléctricas e informáticas. La comunicación con el semisótano es a través de una escalera y un amplio vestíbulo -conectado con el patio exterior- que permiten acoger diversas actividades. Las instalaciones se completan con dos aulas para usos informáticos, una caja escénica que ocupa los dos pisos de altura, una sala de danza y baile, otra de ensayos y vestuarios. Esta última parte es la que más obra tiene pendiente.

El plan director de la Factoría Cultural, en elaboración, estructurará la organización de unos locales que no se designarán de forma permanente a personas o grupos, sino que la idea es plantear convocatorias para la preparación de proyectos concretos. También caben artistas de intercambio.