Arquitecto, socio cofundador del estudio ADN Design

E. CAMPO

Carlos Alonso Pascual, arquitecto con especialidad en Urbanismo, es socio cofundador del estudio ADN Design. Ayer participó en Avilés en las XIV Jornadas de Diseño Motiva organizadas por el Idepa en colaboración con la Escuela de Arte de Oviedo, la Asociación de Diseñadores Gráficos de Asturias (AGA), la Escuela Superior de Arte del Principado de Asturias y la Asociación de Diseño Industrial de Asturias (DIDA). ADN Design tiene en el mercado más de 300 productos, desde pequeños electrodomésticos hasta mobiliario urbano, pasando por equipamiento industrial.

-¿Cómo llega un arquitecto a trabajar de diseñador?

-En España hay sólo dos especialidades en Arquitectura, Construcción y Urbanismo. En otros países de Europa hay tres o incluso cuatro especialidades distintas. Desde que estudié Arquitectura tenía esta inquietud por el Diseño. Es muy diferente diseñar ciudades o incluso edificios que productos: lo primero te envuelve, lo segundo lo tienes mucho más cercano, lo llevas incluso en el bolsillo. Los arquitectos, cuando nos dedicamos al Diseño, tenemos un «background» diferente. No sólo diseñamos productos circunscritos a un pequeño espacio temporal, sino que tenemos una visión más global del tiempo y de los usuarios. Un edificio que hace 20 años era fábrica mañana puede ser museo.

-¿Eso permite que sus diseños sean más duraderos en el tiempo?

-Sí, la mayoría de nuestros productos son excepcionalmente longevos, por tanto rentables para nuestras empresas, no están sujetos a modas pasajeras. También son más sostenibles porque la gente no los tira a los dos años, sino que adquiere con ellos un compromiso emocional.

-¿Esa durabilidad no va en contra de los intereses del comercializador, que pierde así de vender otro producto a los dos años?

-Ese producto se sigue vendiendo, para la empresa es importante porque convierte a sus compradores en fans de la marca.

-¿Cómo se consigue ese compromiso emocional?

-Es complicado. Hay que tener una mente abierta, ser un gran observador y muy curioso. Nosotros preguntamos mucho y también somos muy curiosos; nos interesa la tecnología, las tendencias... Sobre todo nos interesa la gente, cómo se identifican con los productos, cómo los viven, qué relación emocional se genera, cómo los desechan... Los diseñadores somos mediadores para encontrar el equilibrio entre técnica y arte, rendimiento, valores sociales y precio... Tenemos las capacidades y metodologías para navegar en este panorama tan complejo.

-Precisamente el panorama complejo hace que el reto sea más interesante...

-Es una profesión estupenda, aunque también muy dura. El diseño tiene un potencial, que en nuestro país está todavía sin explotar. Tenemos herramientas y talento para usar en otros campos diferentes al mero diseño de productos. Por ejemplo cómo resolver los espacios de Urgencias. Todo lo relacionado con la salud como calidad de vida... Ahí el papel del diseño será en el futuro muy relevante. El mundo ha cambiado mucho y yo creo que para bien: vivimos mejor que nuestros padres, la calidad de vida es muy superior.

-¿El diseño resuelve necesidades?

-Más que eso, hace propuestas a las personas para que sean más felices y su realización personal sea óptima.