Hace cerca de 60 años que Ensidesa (hoy Arcelor) construyó tres embalses en el centro de Asturias para su uso industrial. De esos tres, el de La Granda es el menos utilizado, lo que propicia que la vida se desarrolle en sus orillas. Los bosques de sauces se expanden, las aves acuáticas nidifican allí, los insectos son numerosos, hay carpas enormes...

Hace varios años se declararon los tres embalses Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), pero las administraciones que deberían gestionar el de La Granda lo tienen casi en el olvido. Sólo parece que hay interés en la pesca, ya que allí hay un coto de trucha arcoiris, pero no se apuesta por mejorar el entorno. Hay importantes problemas en la zona, como la futura subestación eléctrica, tendidos eléctricos, desaparición de los anfibios por depredación de los cangrejos rojos y las truchas, atropello de fauna, proliferación de eucaliptos, usos deportivos indebidos.

En su día, personal de responsabilidad en Arcelor con sensibilidad ambiental, asesorado por asociaciones ecologistas, se dieron cuenta del potencial de la zona y comenzaron un plan de restauración y educación ambiental. Para ello, se talaron los eucaliptos de las orillas, se creó el mayor bosque del concejo de Gozón, se hizo una senda peatonal con una valla para observar las aves sin molestarlas, se instalaron plataformas flotantes para la nidificación de acuáticas y cajas-nido para pajarinos insectívoros, se prepararon carteles y folletos para el público (pero no llegaron a distribuirse), y todo con la idea de continuar con actuaciones más ambiciosas en el tiempo.

Pero el director del departamento se jubiló y se cortó la actuación. Así, hoy algunos eucaliptos rebrotaron, no hay preocupación por el mantenimiento del bosque, la senda está deteriorada, hay que rediseñar las plataformas para que cumplan su finalidad, deben colocarse los carteles y distribuirse los folletos, y en definitiva, mantener aquella actuación, mejorarla y difundirla. Sólo hace falta algún mando en Arcelor dispuesto a la tarea.

Y es que hace más el que quiere que el que puede, por que para las administraciones competentes este embalse no existe, salvo para la pesca. Cada vez más gente va a pasear por allí, debido a la gran tranquilidad que se respira y al verde paisaje que lo enmarca y oculta de las industrias. Pero se preguntan por qué no hay algo que mejore las condiciones del visitante, algo de poco coste, ejecución sencilla y buena rentabilización social.