Para ser una gran cantante hacen falta muchas cosas: inteligencia y talento musical, una gran voz y mucho trabajo durante años para conseguir una sólida base técnica. Para progresar en la carrera hay que seguir estudiando y elegir con mucho cuidado el repertorio, aparte de tener suerte. Para llegar a ser primera figura mundial de la lírica hay además que tener un encanto especial que sólo los elegidos poseen? y seguir teniendo suerte.

Auxiliadora Toledano, joven soprano cordobesa galardonada en varios concursos, entre ellos en el de Operalia 2009, posee sin duda todas esas cualidadades y alguna más, hoy cada vez mas importante, como es la de la belleza física. Está comenzando una exitosa carrera internacional, cuida el repertorio, no se lo «cree» -manteniendo los piés en el suelo- y hasta ahora le acompaña también la suerte. Es por tanto clara candidata a convertirse en pocos años en una gran estrella de la lírica. El que lo consiga o no depende ya más de la suerte y oportunidades que de sus grandísimas condiciones.

De momento sorprende gratamente a todos cuantos tienen la fortuna de escucharla, como hizo con el público que el viernes asistió al concierto de clausura de la XXXIII edición de los Cursos de La Granda. Auxiliadora es una soprano lírico-ligera, con un precioso centro y una brillante y sonora octava aguda y sobreaguda, que luce tanto en el repertorio mozartiano como en el belcantista, y que con prudencia se acerca también a un repertorio mas lírico, en el que a falta todavía de una mayor densidad vocal y unos graves mas sonoros, se defiende ya con suficiencia y exquisitez.

Dos piezas de opereta, cuatro de ópera y dos de zarzuela conformaron el programa que desarrolló en un exigente recital de mas de una hora de música. Con el aria que cerraba la primera parte, la superconocida «Regnava nell silenzio» de Lucía de Lammermoor, rindió al público de manera incondicional hasta el fínal del recital, que tuvo, ya en la segunda parte, su momento mas espectacular en la «Canción del Ruiseñor» de Doña Francisquita. Quizás como único pero habría que anotarle en el debe la necesidad de una mejor dicción en las piezas de zarzuela. Cosa por otra parte nada grave, y común a la mayoría de las grandes sopranos, incluida Montserrat Caballé, con la que algunos críticos la comparan sin que alcance yo a saber por qué, pues son dos voces que no tienen nada que ver.

Le acompañó brillantemente al piano Angel Cabrera, que demostró ser un grandísimo artista, gran conocedor del repertorio lírico y artista virtuoso en los dos solos que protagonizó, ejecutados con una gran sensibilidad, técnica sobrada y gran dominio de los pedales.