Myriam MANCISIDOR

Miro Gutiérrez Reyes es, como escribió el poeta Miguel Hernández, hijo de la luz y de la sombra. Así lo presentaron ayer sus padres, Xana y Benjamín, quienes decidieron que su hijo fuera el protagonista de un bautizo civil en Avilés. El Ayuntamiento ofrece este servicio desde junio de 2005 aunque, en este tiempo, apenas una docena de niños han participado en esta alternativa laica al bautizo cuyo objetivo es el de dar la «bienvenida democrática» al recién nacido bajo los principios de libertad, igualdad y respeto siguiendo una tradición iniciada en la Revolución Francesa. Miro Gutiérrez Reyes nació el pasado 21 de junio, pesó cuatro kilos y ayer se comportó como un paisanín mientras la concejala Carmen Conde, de IU, leía dos artículos de la Declaración Universal de los Derechos del Niño -que aprobó la ONU en 1959-, a modo de introducción de la ceremonia.

El pequeño, que heredó el nombre de su abuelo, es hijo de madre avilesina y padre noreñense. Viven en Gijón. «Allí no existe la alternativa del bautizo civil por eso lo trajimos a Avilés», explicó Xana Reyes antes de que comenzara la ceremonia. Añadió, además: «Nosotros pensamos que el bautizo no tiene que ser competencia de la iglesia, esto es una presentación de nuestro hijo de manera oficial y pública». Benjamín Gutiérrez precisó: «Desde que el hombre es hombre se celebran los nacimientos, las bodas, las muertes...pero en un momento dado alguien se apropia de estos actos y concretamente los bautizos aún siguen conservando esa propiedad de la iglesia». Por todo esto, Miro Gutiérrez Reyes protagonizó la Ceremonia civil de imposición de nombre. A sus padres -ella agente de igualdad, él responsable de una fundación cultural- les gustaría que en otros ayuntamientos asturianos se implantaran los bautizos civiles. El de Avilés fue el primero de Asturias en lanzarse, no sin polémica, en 2005.

«Creemos que hay padres que no lo solicitan por desconocimiento, por eso animamos a otras parejas a hacerlo. Lo más gracioso es que la solicitud de registro es idéntica a la que dan para una boda civil», sentenció Benjamín Gutiérrez. El acto que ofició Carmen Conde -que ayer se estrenó como maestra de ceremonias- se celebró en el salón de recepciones. Sus primeras palabras: «Todos nacemos hombre o mujer, pero nadie nace ciudadano». Luego dio lectura a los artículos de los Derechos del Niño y, minutos después, los padrinos de Miro Gutiérrez Reyes, Rocío Val y Eugenio Manzanal, amigos de la pareja, regalaron unas palabras al pequeño que disfrutó rodeado de su familia.

Val destacó la amistad que le une con sus padres alentada por los ideales del comunismo. «Somos un grupo de irreductibles optimistas», dijo. Y tras citar a Mario Benedetti - «Puede contar conmigo no hasta dos o hasta diez sino contar conmigo», leyó del poeta uruguayo- deseó no sin emoción para Miro Gutiérrez «buenos camaradas». Carmen Conde como colofón recitó un fragmento del poema «Hijos de la luz y de la sombra» de Miguel Hernández elegido por los padres del pequeño para la ocasión. Tras las firmas pertinentes, en el salón de recepciones del Ayuntamiento de Avilés sonó «Tiempu de nosotros» de Nuberu. Fue el guiño a las Cuencas, según Benjamín Gutiérrez.

El bautizo civil concluyó, ya lejos del Consistorio avilesino, con una comida familiar. Miro Gutiérrez Reyes ya es así un camarada presentado en sociedad. Y todo, sin llorar. Tal vez porque el ejemplo de lucha lo lleva en los genes.