Directora de cine

M. PÉREZ

La gijonesa Lucía Herrera ha elegido Avilés como uno de los escenarios de la película «Subir al cielo». Los colores del puente de San Sebastián sobre la ría, en contraste con el blanco del Niemeyer serán en el largometraje de Herrera «la unión perfecta», como explicó ayer la cineasta en Avilés.

-La producción de «Subir al cielo» sigue unas pautas poco convencionales.

-La producción tiene una estructura y un presupuesto minimalista. No recibimos ninguna ayuda pública ni ninguna aportación dineraria. Lo que hemos logrado es tejer una red de entidades que apoyan el proyecto ofreciendo sus servicios o cediendo material.

-Entonces, ¿es posible hacer cine sin subvenciones?

-Lo importante es la pulsión y la necesidad de contar. Cuando me planteé el proyecto tenía dos posibilidades: hacer, o ver cómo lo hacen los otros. Y decidí que era el momento de hacer.

-Las redes sociales están muy presentes en su proyecto; piden los extras en Twitter y Facebook.

-Entra dentro de nuestra idea de coparticipación.

-¿Qué es «Subir al cielo»?

-La historia de tres mujeres que buscan encauzar su vida en los tiempos que corren. Mujeres jóvenes que buscan ser sujetos activos de sus propias decisiones. Se plantean cuestiones como la maternidad, el paso del tiempo, y la identidad.

-¿Qué ocurre en la secuencia que graba en Avilés?

-Uno de los protagonistas vive un momento de tensión. La coctelería me pareció el lugar adecuado porque se relaciona con ese concepto de gastronomía líquida, que tiene que ver con las relaciones poco solventes que vamos a tratar en la secuencia.

-¿Una secuencia de cuántos minutos?

-Dura unos cinco minutos. Hoy (por ayer) grabamos la primera parte en la coctelería del Niemeyer, y tenemos que volver a grabar en el puente de San Sebastián.

-¿Por qué decidió incluir Avilés y el Niemeyer en la película?

-Creo que en las películas hay otros personajes aparte de los de carne y hueso, como la música y el paisaje; en «Subir al cielo», el entorno urbano. Llevo mucho tiempo fascinada por el puente de colores de San Sebastián, me parece una comunión perfecta entre lo cotidiano y el arco iris. Luego pensé en el blanco del Niemeyer para cerrar la combinación.

-Primero se formó como jurista y luego dio el salto al cine.

-Es fruto de las casualidades, de los accidentes y de las decisiones propias. Aunque no veo los dos mundos como opuestos. Uno se puede apoyar en el otro.

-¿Su formación jurídica tiene que ver con que la película se cree con licencia Creative Commons?

-En lugar de tener todos los derechos reservados, permite su uso público siempre que se cite el autor. Cambiar los conceptos prefijados tiene que ver con la innovación.