E. CAMPO

El consejero de Cultura, Emilio Marcos Vallaure, arremetió ayer contra la programación del Centro Niemeyer y exigió el control del patronato de la fundación para el Principado en la misma proporción que aporta fondos para su manteniemiento. «No tiene un programa cultural, y de la promoción de artes plásticas, que es de lo que puedo hablar, las exposiciones que hubo hasta ahora no son cultura», sentenció durante su comparecencia en la Junta General del Principado, echando más leña a un fuego convertido ya en un incendio. El titular de Cultura sólo entró a dar su opinión sobre el Niemeyer tras las insistentes preguntas del diputado socialista Álvaro Álvarez, que le acusó de haber causado un «daño irreparable» al centro por las acusaciones sobre supuestas irregularidades en la gestión.

Vallaure dejó muchos interrogantes en el tintero pero también dos mensajes claros: que el Principado no hará nada hasta que no se le garantice el control de la fundación y que no comparte la opción por la «cultura del espectáculo» que ve en el equipamiento avilesino. Asimismo quiso matizar que había que diferenciar entre el Niemeyer, la gestión y Avilés. «No ponemos en evidencia, ni lo pondremos nunca, ni a la ciudad de Avilés ni al Centro Niemeyer. Pero la gestión se puede hacer de mil maneras».

Las declaraciones del consejero vienen a arrojar algo de luz sobre el conflicto abierto entre Principado y Ayuntamiento de Avilés -en manos, respectivamente, de Foro y PSOE- por el control del Niemeyer. Dicha batalla comenzó hace quince días, con la convocatoria primero de una reunión del patronato por parte del consejero de Cultura que parte del patronato boicoteó al considerarla ilegal, y la acusación después de «graves irregularidades» en la gestión del Niemeyer, por parte del Principado. La reacción del gobierno avilesino fue celebrar de un Pleno en el que se reprobó este comportamiento y se instó a la cesión de los edificios del Niemeyer a la fundación, concluyendo así el trámite iniciado por el ex Presidente Vicente Álvarez Areces. La respuesta del Principado fue la difusión de facturas que la administración regional considera mal justificadas. Una de las claves de la batalla son las dos modificaciones de estatutos realizadas a finales del anterior mandato para intentar blindar a la fundación respecto al control político.

Marcos Vallaure, que ayer se dirigió por primera vez ante los representantes de la comisión de Cultura en la Junta General, no hizo ninguna referencia al Centro Niemeyer durante su primera intervención, en la que desgranó las piedras angulares de su proyecto para el mandato. En sus mensajes, no obstante, algún aviso para navegantes, como cuando se refirió al «vacío de la cultura espectáculo». La primera referencia explícita al Niemeyer fue a raíz de las preguntas del PP, pero Vallaure se limitó a hablar de control y transparencia y echó balones fuera ante las preguntas sobre los estatutos de la fundación y cesión de los edificios. También dijo desconocer el contenido de la reunión celebrada durante la mañana entre la alcaldesa de Avilés, Pilar Varela, y el Presidente del Principado, Francisco Álvarez-Cascos, donde el Niemeyer fue uno de los temas principales. La que sí aclaró algo de dicho encuentro fue Varela, quien explicó que se reunirá lo más pronto posible con el propio Vallaure para buscar una «fórmula de patronato en la que el Principado se sienta cómodo».

La mayor tensión en la Junta General llegó cuando Álvaro Álvarez, diputado socialista y secretario general del PSOE de Avilés, entró directamente al fondo del asunto. «¿Qué valoración hace el Gobierno del Niemeyer?», preguntó. Aún así, Vallaure intentó ahorrarse la respuesta hablando de patrimonio, pero Álvarez le recondujo al debate. «Le ruego que se centre», le espetó. Y la respuesta fue: «El Gobierno tiene una concepción clara y rotunda sobre el Niemeyer: o es privado o público. Y si es público, el Principado tiene que tener la participación en el patronato acorde a nuestra participación económica. Si es privado, tendremos una participación menor. Así de sencillo». Rechazó así los últimos cambios estatutarios, en los que se redujo el número de consejeros de las administraciones públicas sin variar la aportación económica de los patronos. «Si la aportación del Gobierno es del 80 por ciento, nuestra participación en el patronato tiene que ser en la misma proporción», zanjó.

Respecto a la pregunta de si es el consejero de Cultura quien debe presidir el patronato de la fundación (como era durante el anterior mandato hasta el cambio de estatutos), Vallaure no formuló una respuesta clara. Dijo estar «dispuesto» a asumir la responsabilidad si así se acordaba, que en cualquier caso es el patronato quien debe decidir, y que lo que es «evidente» es que el cargo le corresponde a un representante del Gobierno asturiano. «La presidencia tiene que ser del Principado si su aportación es prioritaria, y lo es de forma abrumadora».

El interrogatorio de Álvaro Álvarez derivó luego hacia la gestión cultural, y ahí fue donde Vallaure no se mordió la lengua. «No tiene programa cultural, y de la promoción de las artes concluyo que carece de proyecto cultural». Más concretamente especificó que «Schnabel será un buen cineasta pero como fotógrafo no tiene nada, en la exposición de Carlos Saura las ampliaciones fotográficas eran un desastre, la exposición de Cristóbal Gabarrón es una vergüenza para Asturias y para los artistas asturianos, y Jessica Lange es una mera aficionada a la fotografía». Como remate, advirtió que el planteamiento programático del Niemeyer «carece de reflexión hacia el futuro y no está de acuerdo ni con la realidad asturiana ni con la cultural», al contrario que el del Palacio Valdés, que lo destacó como «una de las referencias culturales de Asturias». Y zanjó: «La cultura del espectáculo es perfectamente asumible por un centro que sea privado, pero yo no apuesto por ella».

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