Luanco, Illán GARCÍA

La marca Malla de Luanco no tiene dueño «y todo el mundo la puede utilizar», según ha destacado el cronista oficial de Gozón, Ignacio Pando García-Pumarino, tras tener acceso a una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) que desestima el recurso presentado por la artesana Eulalia Bouzón ante la oficina española de patentes y marcas. Con esta decisión, para la que todavía cabe un recurso de casación, se pone fin a más de dos años de polémicas alrededor del típico bordado luanquín.

«La marca Malla de Luanco no puede concluirse que sea exclusiva de la recurrente (Eulalia Bouzón)», destaca el juez del TSJA en el punto cuarto de la sentencia en la que explica que las denominaciones «malla» y «Luanco» se refieren a dos conceptos genéricos en la medida de que el nombre «malla» designa un producto y «Luanco» una referencia geográfica y por tanto, «ambas expresiones son imposibles de apropiar». El juez concluye, entonces, que es perfectamente posible la convivencia entre la marca y nombre comercial inscritos por Bouzón con la marca mixta, registrada por el Ayuntamiento, siempre que no se copie la tipografía utilizada.

El TSJA ha tenido en cuenta la documentación presentada por el Museo Marítimo de Asturias, que aportó un certificado, y la comparecencia en el TSJA del cronista oficial de Luanco, Ignacio Pando, a la hora de desestimar el recurso de la propietaria de la marca Malla de Luanco. «El testimonio del cronista oficial no puede quedar mediatizado por el hecho de que su designación corresponda al Pleno del Ayuntamiento codemandado ni a su condición de bibliotecario, ya que por su consideración de cronista es un estudioso de las cuestiones relacionadas con las costumbres y la historia local, y que la actividad de la malla de Luanco se desarrolla desde hace cientos de años por una pluralidad de personas, por supuesto voluble en el tiempo y encardinándose en la tradición artesanal de la localidad», se extrae de la decisión del juez.

Ya en mayo de 2010, la oficina de patentes y marcas dio la razón al Ayuntamiento y concluyó que la malla debería ser municipal. Por aquel entonces, el organismo dependiente del Ministerio de Industria resolvió que la marca Malla de Luanco no podía estar en posesión de una sola persona. Esto ocurre desde 1991, cuando Eulalia Bouzón registró la propiedad intelectual del encaje típico luanquín. Bouzón pertenece a la tercera generación de una familia de mujeres artesanas de la malla y el bordado luanquín, una técnica que ya se aprendía en los talleres de Felisa y María del Carmen Fernández en 1907, al que acudió la abuela de la propietaria de la marca Malla de Luanco.

Ahora, después de iniciada la tramitación para municipalizar ese registro hace unos dos años, el Ayuntamiento, promotor de esta idea, ha llegado a plantear el diseño de un logotipo para que las malleras puedan seguir fabricando y comerciando esta técnica de bordado marcas aparte. El emblema diseñado entonces constaba de dos elementos: las letras «M» y «L» entrelazadas, símbolo que ya se utilizó a mediados de los años noventa. Entonces, la malla de Luanco, volverá a ser municipal.