Maestro ceramista japonés de renombre internacional

Ana Paz PAREDES

El Centro Municipal de Arte y Exposiciones de Aviles acogió ayer una intensa e interesante charla sobre cerámica japonesa y hornos de leña sin humo, a cargo del maestro ceramista Masakazu Kusakabe.

Esta conferencia, que iba destinada a quienes trabajan ante el torno y tiene la arcilla como materia prima, podría haber sido convocada igualmente para todo el mundo sin distinción de edad ni profesión porque, ante todo, Masakazu Kusakabe demostró también que es un maestro de la vida. De ahí que, antes de entrar en materia, mostrase al público, por ejemplo, la belleza del pueblo en que vivía, Mijaru, a 35 kilómetros de Fukushima, antes de la tragedia, o que contase emocionado la historia del cerezo que, en el centro del pueblo, y con 1.200 años, mucha gente va a contemplar. Desde que su taller quedó completamente destrozado por el terremoto, y tras el escape nuclear, dedica casi todo su tiempo a viajar por diferentes países dando charlas y seminarios sobre su profesión y sobre la vida en sí.

-¿Dónde estaba cuando tuvo lugar el terremoto?

-Estaba trabajando en mi taller, en Mijaru. Concretamente estaba n el torno y además siguiendo una técnica que implicaba cierto movimiento por eso al principio, cuando empezó todo, no le di mucha importancia. Tenga en cuenta que Japón es un país donde los seísmos y los terremotos suceden con frecuencia y estamos, si se puede definir de alguna manera, acostumbrados.

-Inicia la presentación de su trabajo hablando de su pueblo, de sus tradiciones y también con imágenes de la tragedia que vivieron, ¿por qué?

- Porque es mi tierra, porque es donde nací, ¿cómo no hablar de ello? La tragedia que vivimos, y siguen viviendo en Fukushima, me convirtió en un ceramista errante.

- ¿Cómo logró salir de allí en aquellas circunstancias?

- Aquel día me visitaban dos estudiantes catalanes de teatro. Cogí el coche y como pude les acerqué al aeropuerto de Tokio. Cuando quise regresar me encontré con todas las vías cortadas y salí del país por la costa oeste. Lo cierto es que la devastación fue enorme, no se pueden hacer ustedes idea por muchas imágenes que hayan visto.

-¿Qué le pareció la respuesta de ayuda internacional?

-Estamos muy agradecidos por todas las ayudas de todo tipo y los ánimos que nos han enviado del mundo entero. En cuanto a la radiación mi pueblo sufrio un nivel de radiación bajo, similar al de Tokio.

-Usted es un apasionado de su trabajo, la cerámica, por lo que es reconocido en todo el mundo, pero también de la vida como muestra en sus conferencias...

- En 2004 me diagnosticaron un cáncer y me dieron 3 meses de vida. Pasé un año entero en el hospital sometido a radio y quimio. No daban nada por mi y, un día, sucedió el milagro. Aquello se detuvo, comencé a mejorar y aquí estoy después de 6 años. En aquel tiempo dibujé muchas caras sonrientes para mis compañeros de habitación algunos de los cuales no volví a ver, pero a otros, si. Todo aquello cambió radicamente mi vida, por eso me gusta compartir mi experiencia y decirle a la gente que todo es importante y que, hasta la más ínfima de las cosas, no sé, una pequeña flor, nos puede hacer felices.

-Después de un cáncer, un seismo y un escape nuclear, ¿hay algo a lo que le tenga miedo?

- Lo que me da miedo es aquello que no puedo ver en los próximos 30 años, por ejemplo la radiación.