Saúl FERNÁNDEZ

La crisis económica es ahora un fenómeno tan asumido como el frío del invierno. Pero no siempre el mundo ha vivido hundido en la recesión. Hasta el tercer trimestre de año 2008 Arcelor, la mayor empresa de la comarca de Avilés-y de Asturias-, estuvo luciendo unas cuentas de resultados plenas de éxitos. En septiembre de aquel año, sin embargo, la gran siderúrgica comenzó a notar la caída de la producción. Y unas semanas después las cosas cambiaron de repente. En LA NUEVA ESPAÑA del 11 de octubre se leyó un significativo titular a cinco columnas (la mayor gradación en este periódico): «Arcelor-Mittal estudia rebajar su producción en Asturias debido al descenso de demanda». Aquel día comenzó la crisis de forma oficial en Asturias.

Esta tarde (18.30 horas) está previsto que se desarrolle una manifestación en favor del sector aluminero en Asturias, una actividad que lleva medio siglo presente en la comarca. Esta manifestación es la primera que convocan los sindicatos mayoritarios en defensa de la industria en la comarca. La mecha de esta movilización, según aseguran los portavoces del comité de empresa de Alcoa, fue una rueda de prensa de la dirección mundial de la multinacional el pasado 9 de enero. Entonces la empresa anunció recortes de producción en las fábricas de Avilés y La Coruña para recuperar las pérdidas por la caída del precio del aluminio. La compañía, según los sindicatos, no garantiza el futuro de las instalaciones; de ahí la manifestación.

La crisis en la comarca dejó sus primeras señales en el número de parados. En octubre de aquel mismo 2008 el sindicato MCA-UGT detectó un 30 por ciento más de solicitudes de prestaciones de desempleo que en octubre de 2007. Esta sangría crecería hasta límites insospechados, sobremanera en el sector de la construcción.

En julio de 2008 Arcelor comunicó su intención de hacer una serie de inversiones en sus instalaciones que se consumieron en los malos resultados. A mediados de 2009 acordó con sus trabajadores un expediente de regulación de empleo (ERE) para toda su plantilla. Este ERE se mantiene todavía activo y a él se acoge la empresa actualmente para defender la nueva organización de su producción.

El peor año de la crisis para Arcelor fue 2009: en enero pararon las baterías de coque y la línea de galvanizado I, en mayo el alto horno B (se reactivó en septiembre de aquel año). Las baterías tardaron más en volver a funcionar: reemprendieron su producción en abril de 2010. Todas estas medidas tuvieron consecuencia en la industria auxiliar: la destrucción de empleo eventual fue de un millar de puestos de trabajo durante el año más salvaje. Alcoa también vivió su crisis aquel mismo año (paralela a la actual): la empresa ordenó una caída en la producción de un 20 por ciento (ahora apuesta por el 50 por ciento, entonces no hubo necesidad de un ERE y ahora sí que es preciso). La crisis pasó de largo por Asturiana de Zinc y en Saint-Gobain se aplicaron varias regulaciones de empleo. Han pasado ya cuatro años y la crisis no se disipa.