El Descenso de Galiana celebró ayer por todo lo alto su vigésima quinta edición, un acontecimiento del que fueron protagonistas de excepción los precursores de un acto que con el paso del tiempo se ha convertido por derecho propio y porque así lo han querido los avilesinos en el santo y seña del Antroxu de la ciudad.

Media hora antes de que los artilugios se sumergieran en el mar de espuma de la calle Galiana un puñado de antiguos miembros de la peña Ixuxú mataban los nervios hablando por los codos en la trasera del escenario dispuesto en la plaza del Ayuntamiento. Allí estaban Silverio González, «Jim»; José Arias, «Pepín Sporting» o Luis Ángel Fernández, «El Teniente». Se esperaba que llegasen más tarde -ya se sabe que la puntualidad está reñida con el Carnaval- Gonzalo García, «El Piraguas», y Paco el Farmacéutico.

Falo Hevia, el que tuvo hace 25 años la contagiosa idea de bajar por Galiana a bordo de un artilugio rodante no pudo asistir debido a compromisos familiares ineludibles, pero su relevante papel en el nacimiento del Descenso quedó bien destacado, lo mismo que el de otras personas ya fallecidas como Tino Romero, del grupo «Los Irónicos», que fuera otro primer espada del Antroxu avilesino.

Los de la peña Ixuxú protagonizaron una analepsis - «flashback» que dicen los ingleses- y actuaron según el mismo guión que seguían hace 25 años, cuando el Descenso era cosa de «cuatro piraos» a bordo de una piragua K-4 tuneada como un barco vikingo. Desde el Parche, donde recibieron el aplauso de los espectadores y unas originales esculturas conmemorativas de las bodas de plata del Descenso, iniciaron un paseíllo por la calle de San Francisco en dirección a Galiana entre vítores y muestras de cariño popular. Iba abriendo la comitiva la escuela de batucada «Naranco» de Oviedo. Mejor acompañamiento, imposible.

Galiana arriba, los pioneros del Descenso comentaban hazañas pasadas y anécdotas sin fin. «¡Cuánto ha cambiado esto!», coincidían todos. Y tanto, como que la primera edición sólo participó un artilugio y una década más tarde se llegaron a contar más de doscientos. Las aguas de Galiana, no obstante, han vuelto a su cauce y en los últimos años la participación ronda la veintena de artefactos, cada cual más «currado», eso sí.

Rubén Arias, el gerente de Festejos, agradeció en nombre de «todos los antroxeros de Avilés» la aportación que hicieron al Carnaval hace 25 años los miembros de Ixuxú. Y llegado el momento, ya en la cima del Carbayedo, los «padres» del invento dieron la salida a la edición de plata del Descenso con el grito de guerra de antaño: «Preparados, listos... ¡Ixuxú!».