Gabriel Redondo Torres es médico bajo presión. Llegó hace casi ocho años al Hospital San Agustín y desde entonces dirige un servicio por el que solo en 2011 pasaron más de 68.000 personas. Aunque Redondo Torres es médico internista, los avatares de la vida y la influencia de ciertas amistades pronto le pusieron en contacto con la medicina en el límite de la vida. Trabajó en el servicio de Urgencias del Hospital Universitario Central de Asturias de 1989 a 1994. De Oviedo se trasladó a las Islas Baleares, donde dirigió e implantó el 061, un trabajo que luego desarrolló también en Cantabria. En 2001 regresó a Asturias donde ejerció de coordinador de la uvi móvil en el Valle del Nalón y en 2004 cruzó la puerta de Urgencias del San Agustín. «Salvo por mi especialidad, que es otra, se puede decir que soy un médico de urgencias puro», subraya este facultativo nacido en Soria.

-¿Se necesita un don especial para trabajar en Urgencias?

-Es cierto que nos toca vivir situaciones muy duras y desagradables, pero creo que esto forma parte de nuestro trabajo.

-Entonces trabajan con coraza...

-Siempre hay casos que afectan más por algún motivo, aunque es cierto que nosotros trabajamos siempre con coraza porque no puede influirnos absolutamente todo lo que vemos a diario.

-¿En qué está pensando?

-En una familia que tuvo un accidente hace ya varios años. Había varios heridos, muchos menores. Tuve que ir diciéndoles uno por uno qué niños estaban vivos y cuáles muertos. Ese día lo pasé verdaderamente mal.

-¿Se incentiva de alguna manera a los profesionales que trabajan en Urgencias?

-No solo no se incentiva sino que hasta ahora, que parece que empiezan a cambiar las cosas, el médico de Urgencias era el médico de la puerta con peor consideración por parte del resto de estamento médico y con menor reconocimiento a pesar del trabajo duro que aquí se hace.

-¿Cuántas personas tiene a su cargo en el servicio?

-Aquí trabajamos 33 médicos y entre personal sanitario y no sanitario somos unas cien personas.

-¿Cuántos pacientes pasaron por Urgencias en 2011?

-Tratamos a 68.100 personas, un número muy similar al de 2010. La verdad es que en los últimos dos o tres años el número de pacientes que vemos se ha estabilizado.

-Hace tres años comparó su servicio con un cajero automático... ¿Aún cree que se abusa de las urgencias hospitalarias?

-Cada vez viene más gente porque se interpreta que aquí los problemas se solucionan mejor que en otros sitios. De ahí que, efectivamente, sigamos viendo a un número de personas muy por encima del que deberíamos.

-¿Los pacientes que visitan Urgencias también son colegas del «doctor internet»?

-Sí, los pacientes cada vez vienen más informados y ya tienen ciertos conocimientos sobre ciertos problemas médicos. Además conocen mejor sus derechos y deberes.

-¿Qué me dice del «triaje»?

-Se implantó hace tres años y se trata de una herramienta de organización muy importante para nuestro servicio. Con el «triaje» pretendemos seleccionar de entrada qué patologías que nos llegan son más o menos graves para atender lo mejor posible a los pacientes ante la gran demanda de atención que registramos. Esto nos lleva a cifras como que alrededor de un treinta por ciento de los enfermos que vienen a urgencias reciben la etiqueta de «poco urgentes» que, en nuestro caso, es una pegatina de color verde. Esto quiere decir que estos pacientes pueden esperar dos horas o más si el servicio está muy sobrecargado porque la espera no va a ser perjudicial para su salud.

-¿Aprecian en el servicio el descenso de accidentes de tráfico?

-Por su supuesto, sobre todo un descenso de accidentes de tráfico graves. Asimismo notamos que los pacientes que ingresan por siniestros graves llegan mucho mejor tratados que antes por el Servicio de Atención Médica Urgente (SAMU). En este sentido se ha producido un cambio radical gracias a que la primera atención se produce ahora en carretera de tal forma que los enfermos llegan ya a urgencias con un tratamiento inicial avanzado.

-Qué relación hay entre Urgencias y el 112 Asturias?

-Ellos tienen directamente relación con el SAMU. En nuestro caso se limita a accidentes de tráfico importantes y desde hace poco tiempo a los «códigos ictus» y «códigos corazón», episodios que requieren intervenciones en el HUCA en tiempo récord.

-¿Cuál es el perfil medio del paciente más numeroso que frecuenta Urgencias?

-Cada día más vemos a pacientes mayores con patologías crónicas que por uno u otro motivo tienen agudizaciones de sus problemas. Un 30 por ciento de los pacientes que vemos en urgencias tiene más de 65 años.

-El servicio, ¿cuenta con unidad del dolor?

-No, estas unidades suelen estar ligadas a los servicios de anestesia. Lo que sí intentamos en Urgencias es manejar cada vez mejor el dolor y los fármacos que tenemos para ello porque es una de las claves de nuestro servicio.

-¿La crisis ha entrado también al servicio de Urgencias del Hospital San Agustín?

-La crisis llega a todos los sitios pero hasta ahora nosotros la estamos sufriendo en cuestiones menores como estructura o mobiliario y no afecta a la atención que prestamos a los usuarios.

-Me imagino que un servicio con tanto ajetreo como éste tendrán algún reivindicación...

-Lo que yo puedo decir es que tal y como va desarrollándose la medicina de urgencias, con una afluencia cada vez mayor de personas, creo que los servicios de urgencias deberían crecer paralelamente a la demanda en cuanto a organización y a estructura. Creo, precisamente, que este es uno de los retos de futuro que tenemos en el servicio de urgencias de nuestro hospital para prestar la atención que requiere la población a la que nosotros atendemos. No solo eso. El servicio de urgencias, además, gestiona pacientes.

-¿Qué quiere decir?

-En Urgencias a los pacientes se les trata pero también se decide el camino que posteriormente han de seguir: si deben ingresar en planta, si deben pasar por consultas externas, si deben visitar a su médico de familia... Al final, el servicio de urgencias está haciendo en muchas ocasiones un trabajo que debería corresponder a Primaria pero los pacientes están aquí, no allí.

-Dice que el San Agustín debe aumentar el servicio de Urgencias, ¿cuánto?

-Debe crecer claramente en estructura y debe dotarse de algún elemento que ahora tiene menos desarrollado como una unidad de observación de corta estancia adecuada. Esta es una demanda muy importante de este servicio y de sus profesionales.

-¿Considera posible que se ejecute esta reforma?

-Quizá éste sea uno de los temas donde más está afectando la crisis: la poca disponibilidad económica hace muy difícil que se puedan hacer nuevas inversiones o desarrollar nuevos proyectos. Además, el servicio de urgencias no es más que una parte de una estructura hospitalaria donde hay otras necesidades y es la dirección del hospital la que decide qué es más y menos necesario.

-¿La investigación es compatible con Urgencias?

-Debería ser compatible pero la investigación siempre es a costa del tiempo libre de los profesionales. Hoy por hoy los servicios de urgencias no tienen estructura como otros servicios hospitalarios en los que una parte se dedica a la asistencia y otra a otras actividades como puede ser la investigación. En urgencias el 105 por ciento del tiempo lo dedicamos a la asistencia de pacientes. Lo que se quiera hacer fuera de este tiempo debe ser en tiempo libre. De ahí que la investigación o la publicación cada vez sea más complicada, aunque se siguen haciendo cosas interesantes.

-Siempre tiene en mente a sus pacientes. ¿Recuerda al primero que trató?

-Sí... Cuando terminé la carrera estuve una temporada en Oseja de Sajambre (León) y recuerdo que en la primera noche de guardia tuve que hacer un domicilio en una casa de Pio: un hombre sufría un cólico. No sé lo que a este hombre le dolería el cólico, pero recuerdo que los kilómetros que separaban Oseja de Pio se me hicieron interminables. Al final creo que todo salió bien para los dos, era el 1982.

-¿El caso más chocante?

-El último paciente que vi en Salamanca, donde pasé una temporada, tenía una perforación de la vía biliar por el síndrome de colza. Además de cosas tristes también en Urgencias vivimos experiencias positivas gracias a las cuales te das cuenta de que muchos pacientes pueden vivir mejor y más tiempo gracias a tu trabajo.