E. CAMPO

La reserva de plazas para la comida en la calle del Lunes de Pascua arrancó ayer con colas y tranquilidad, pero también con enfado de buena parte de los hosteleros, que consideran que el nuevo modelo de inscripciones les perjudica. Así, frente a la práctica habitual, en la que eran los bares los que registraban gran parte de las reservas de plazas, ahora Festejos centraliza todas las reservas. Ayer, en cuatro horas, se registraron 7.500 comensales -más de la mitad de los previstos-, y a la hora de cierre de la oficina, que se retrasó una hora, hasta las dos de la tarde, se repartieron números entre los que quedaban en la cola para continuar hoy las inscripciones por orden. A las 8 de la mañana de ayer ya había personas esperando, y eso pese a que hasta las 10 no comenzaron los registros.

Los que se tomaron con más filosofía la cola fueron los particulares, muchos de los cuales ya habían acudido en otras ocasiones a reservar plaza en la Casa de Cultura. «Este me parece un buen sistema, aunque el otro tampoco me parecía mal», señaló Ángeles Donaire. Ella, lo mismo que Loli Álvarez, aspiraba a reservar un sitio en concreto, con soportales por si llueve, de ahí que se pegaran el madrugón, como todos los años. «Dos horas de cola nunca nos las quita nadie», aseguraron.

Más críticos eran Beatriz Granados y Victor José Morán, hosteleros. «Es mucho más cómodo ir a un bar y pedir mesa; nosotros ya recogimos reservas y ahora venimos a pedir las plazas», indicaron. Una de las preguntas que plantearon es qué ocurrirá con las reservas de última hora, que antes gestionaban directamente los bares sin problema en función de las vacantes. «No entendemos todavía por qué se cambió el modelo». Algunos hosteleros de Sabugo, quejosos de la medida, lamentaron lo que consideran una traba a su trabajo y auguraron problemas para la puesta en marcha del nuevo modelo de organización.