El presidente francés, Nicolas Sarkozy, nos recordó la semana pasada a los españoles que el principal culpable del desastre económico que estamos viviendo es el Gobierno socialista de los últimos años, es decir, el de Zapatero/Rubalcaba.

Es cierto que fue en el inicio de la campaña electoral francesa, pero no por ello se debe pensar que fue una frase electoralista; no, es una realidad absolutamente irrefutable en términos económicos.

El Gobierno socialista de los últimos años en España, al igual que el Gobierno socialista en Asturias, nos ha puesto de rodillas ante la brutal crisis económica que padecemos. Si en vez de negar la crisis en el año 2008, se hubiesen tomado las medidas necesarias que España necesitaba, y que en estos momentos está adoptando el Gobierno de Rajoy, hoy estaríamos saliendo de la crisis y creando empleo. Pero, muy al contrario, el Gobierno socialista de Zapatero/Rubalcaba se dedicó a mirar para otro lado, a adoptar medidas de complacencia popular o a gastar dinero en estupideces como el «Plan E». Un plan donde nos dejamos la friolera de 18.000 millones de euros; un plan absurdo de gasto público que no sirvió para nada y que, además, en la mayoría de los casos, generó más gasto corriente anual.

El Gobierno socialista se dedicó a gastar más de lo que ingresaba, y todos sabemos por nuestra economía familiar lo que esto significa. Se gastaron el año pasado 80.000 millones más de lo que se ingresó, que no solo hay que pagarlos, sino que además generan un gasto adicional anual de otros 4.000 millones de intereses. ¡Es todo una locura! Este año pagaremos casi 30.000 millones de intereses por la deuda que tiene el Estado español. Les sugiero que no lo pasen a las antiguas pesetas, pues seguro que a algunos de ustedes le podría dar un infarto.

Nos suben los impuestos y nos bajan el sueldo. ¿Como vamos a estar contentos los españoles? Pero hay que ser justos, tener criterio y pensar adecuadamente. No es culpa del Gobierno de Rajoy. El presidente actual está haciendo lo que Zapatero/Rubalcaba no hicieron en los últimos años.

Ahora queda esperar a que estas medidas surtan efecto; y lo tendrán, pero hay que dar tiempo al tiempo. Esto no se resuelve en un año; son demasiados años de despropósitos. Ahora nos queda «sangre, sudor y lágrimas», como diría Winston Churchill. Pero, como hizo el pueblo británico ante la sinceridad de su Presidente en 1940, debemos dar toda nuestra confianza al presidente Rajoy.

Saldremos adelante. Con una España más realista, más adaptada, más austera y más preparada para afrontar el esfuerzo que se requiere. Los días de la falsa gloria, de la fiesta continuada, de las inauguraciones, de la fantasía, de la mentira y del gasto incontrolado han muerto para siempre. Ahora hay que dar paso a la realidad, a la verdad, a la victoria final; pues, como también decía Winston Churchill, «sin victoria no hay supervivencia», y la supervivencia está asegurada; pero de otra manera y con otras formas.