Myriam MANCISIDOR

Un grupo de voluntarios de la fábrica avilesina de Alcoa participó ayer en la plantación de 850 árboles en el «cinturón medioambiental» de Valliniello, nombre que se dio en la década de los ochenta del pasado siglo a un ambicioso proyecto que tenía por objeto construir un anillo verde contra los malos humos. Entonces las grandes fábricas que colocaron Avilés a la cabeza de la industrialización estaban asentadas en suelo de este barrio y la plantación de 40.000 árboles contribuyó a que se redujeran paulatinamente los niveles de contaminación. Luego la historia industrial de la comarca dio un giro: al tiempo que este barrio recuperaba un ambiente contaminante admisible, llegó la reconversión industrial. El cinturón medioambiental de Valliniello quedó sin función útil y las zarzas ganaron terreno al bosque, hasta ayer.

Los voluntarios de Alcoa en colaboración con responsables de WWF España -organización dedicada a la conservación de la naturaleza- iniciaron la plantación de 850 árboles autóctonos ocupando aproximadamente una hectárea de terreno en Valliniello. El propósito de este trabajo es recuperar en el barrio especies frondosas autóctonas tales como robles o fresnos además de otras variedades propias del sotobosque de la cornisa cantábrica desplazadas por los prados de siega y las plantaciones de especies exóticas -principalmente de eucalipto- que hoy en día representan el 16 por ciento de la superficie cubierta por bosques en la zona.

Este proyecto forma parte del programa de reforestación financiado con 55.000 dólares de Fundación Alcoa que se va a llevar a cabo en zonas identificadas como de especial protección ecológica en distintas comunidades con fábricas de Alcoa en España. Luchar contra la desertificación, la fragmentación de los hábitats y el cambio climático son los intereses que mueven en este caso a la Fundación Alcoa -que se sustenta de sus propios activos financieros- y a la organización WWF España para que en Valliniello exista una barrera contra los malos humos.