Luanco,

Illán GARCÍA

José Manuel Fernández, organizador del torneo de tenis playa de La Ribera, recibirá en las próximas semanas uno de los galardones que todo luanquín desea tener en su casa. Se trata del «Bonito de oro», un premio que concede la asociación de hosteleros de Gozón desde hace décadas para honrar a los luanquinos de pro. «Fue una sorpresa cuando me lo comunicaron, pero ese premio es para reconocer la labor del Tenis Playa desde 1971, un torneo que cuenta con muchos voluntarios y del que yo tan sólo soy la cabeza visible», indicó el premiado desde su domicilio en Oviedo. Fernández recuerda como si fuese hoy aquellas tardes juveniles de tenis con sus amigos en la playa de La Ribera, cuando surgió la idea de organizar el único torneo en el mundo que se juega en un arenal, a la orilla del mar. «Hay otros campeonatos en los que juegan sobre arena seca y con la red más alta, el nuestro es tenis en la playa», sentenció Fernández, que destacó además el apoyo que «desde siempre ha mostrado el público»: «Recuerdo la final de hace dos años que llovía a chuzos y no se movió nadie».

Pese a vivir en Oviedo desde el año 1980, este prejubilado del Banco Herrero, acude a su villa natal cada vez que encuentra un hueco. «Mi mujer también es de Luanco y también tres de mis cuatro hijos. Mi padre aún vive allí», apunta el galardonado con el «Bonito de oro» 2012. Y, por supuesto, a José Manuel Fernández le gusta el bonito. «Me crié entre fogones, mis abuelos regentaron un restaurante desde 1920 y mis padres lo heredaron hasta los años sesenta,... mi abuela hacía un bonito en rollo muy rico», añade el homenajeado. Fernández defiende que su labor por el tenis-playa y Luanco es «romántica» y que en ningún momento esperó nada a cambio. «Me sigue motivando organizar este torneo, aunque hay que destacar que hubo épocas mejores y peores, tenemos el presupuesto del torneo congelado y jugamos con cifras de 2007», señaló este amante del deporte de la raqueta.

El organizador del campeonato más popular del verano luanquín se desvive por el torneo que comenzó a organizar a principios de los años setenta, un trabajo desinteresado que le ha llevado a conseguir el «Bonito de oro», un galardón que premia a los gozoniegos más queridos del concejo.