S. F.

Desde que en Avilés se cuece El Bollo han pasado por España una regente, un rey, un dictador, una república, una guerra, otro dictador y, desde hace 37 años, la democracia. Las fiestas de El Bollo son tradición y sólo tradición. El menú de la cena del Sábado de Gloria -el prólogo de la Pascua- cambia poco de año en año. Anoche los invitados de la cofradía del Bollo degustaron la sopa de pescado, el cordero lechal y el bollo de postre de todos los años; una cena pregonada por el periodista Demetrio Reigada y en la que el expárroco de San Nicolás de Bari, Ángel Garralda, recibió el premio «Adelantado de Avilés»: un bollín de plata y un pergamino que certifica la relación del premiado con la ciudad de Avilés y con su fiesta más veterana.

Reigada se presentó como avilesino de elección. «Nací en Vegadeo», aseguró. Cosa que sucedió hace 62 (el periodista -lo recordó él mismo- cumple años la semana que viene). «Avilés y la generosidad de sus gentes dieron a los míos la oportunidad buscada de trabajar honradamente y ganarse una vida no exenta de sacrificios pero también cargada de satisfacciones», anotó. «En mi declaración de gratitud hacia esta villa tengo que citar a familias como la de Ernesto Baldajos, Juan Oliver y su esposa, Eloína Muñiz, los Pruneda, los Marquínez y tantas otras excelentes personas que persistirán como recuerdos imborrables a pesar del paso de los años», continuó su discurso. Reigada también cargó contra cierto papanatismo ciudadano, muy en boga en el último año: «No puedo -ni quiero- entender qué motivos pueden tener quienes se atreven a decir que han sido capaces de "poner a Avilés en el mapa" con apenas unas actuaciones cargadas del oropel», aseguró. «A cualquier persona con sensibilidad e interés por conocer la esencia de lo avilesino y, en evitación de errores tan "gruesos" como el asegurar que en Avilés nos comían las ratas hasta hace cuatro días, le recomiendo visitar la obra de don Ángel Garralda». Finalizó llamando a la fiesta.

Tras el pregón habló el abogado Fernado Alonso Treceño, que se encargó de glosar a Ángel Garralda, que fuera párroco de San Nicolás de Bari. Garralda llegó a Avilés hace 55 años y, desde entonces, sigue aquí. El sacerdote atiende la economía del templo, lee todas las noches y sigue paseando por las calles de la ciudad a buen paso. Tiene 88 años y hace tiempo que dedició que su tradición sería mantenerse la villa del Adelantado.