T. CEMBRANOS /

S. FERNÁNDEZ

luisma murias

Manuel Álvarez González, conocido en toda España como «Lloriana», falleció ayer en el Centro Médico de Oviedo a los 84 años tras una larga enfermedad. El empresario del metal, «emprendedor, visionario y dinámico», fue el fundador, entre otras compañías, de Hierros y Aplanaciones S. A. (HIASA), firma de la que actualmente era presidente de honor, y a la que no dejó de acudir ni siquiera tras su jubilación. La última vez que estuvo en el polígono de Cancienes fue hace dos semanas. Ya entonces estaba «muy malo». Ayer, en la fábrica, la congoja de sus trabajadores era palpable.

«Seguía teniendo su despacho y venía mucho, hablaba y comía con nosotros casi todos los días. Se preocupó por la empresa hasta el último momento aunque ya no tenía responsabilidades. Estamos todos muy apenados; esto era su vida», lamentó Fernando Castro, gerente de HIASA, que ahora forma parte del Grupo Gonvarri. Castro afirmó que, a partir de ahora, los trabajadores seguirán realizando su labor «tan bien o mejor» en homenaje a su fundador.

La capilla ardiente de «Lloriana» estuvo ayer instalada en el Centro Médico de Oviedo. Hoy será enterrado en la más estricta intimidad familiar y a las cinco de la tarde habrá una misa en la iglesia de Santo Tomás de Cantorbery de Avilés. Está previsto que al responso acuda una notable representación del mundo empresarial, social, político y deportivo. Y es que a lo largo de sus 84 años Manuel Álvarez tuvo tiempo, además de para levantar empresas, para presidir el Real Avilés Industrial entre 1992 y 1996, para formar parte de la directiva de la Cámara de Comercio de Avilés, para participar en el nacimiento de Femetal y hasta para ayudar a la Cofradía de la Buena Mesa de la Mar y a los vecinos de Valliniello «en todo lo que podía». Entre otras muchas cosas.

«Lloriana» nació en 1928 en Quintana Rubín, en el Fondo de Valliniello, y aseguró en una entrevista en este periódico que lo fundamental para ser un buen hombre de negocios era «tener valor». Y en 1951 lo tuvo: compró su primer camión. Más tarde abrió su primera empresa de montajes en la avenida de Los Telares. Luego llegaron otras compañías y la apertura de su obra maestra, HIASA, en Cancienes. Muchos de los que conocieron a Manolo Álvarez destacaron ayer de él que fue un empresario «hecho a sí mismo», un trabajador incansable y una persona dotada con una gran visión a la hora de empezar a vender sus productos en el exterior. Los consultados valoraron también la promoción que hizo por la comarca de Avilés y el buen número de empleos que creó a lo largo de su vida empresarial, que fue muy larga. Todo ello le hizo merecedor en el año 2010 de la medalla de plata al Mérito en el Trabajo que concede el Ministerio de Trabajo. El mismo año también recibió la Sardina de Oro que otorga la Fundación «Sabugo, ¡tente firme!», compartiendo protagonismo con el padre Ángel y el poeta Antonio Gamoneda. Antes recibió la «Amuravela de oro», en Cudillero. El empresario Manuel Álvarez «Lloriana» deja viuda, Nieves Fernández, una hija, Flor Álvarez Fernández, casada con Alfredo Suárez, y dos nietos, Valle y Manuel, además de hermanos, sobrinos, primos y demás familia.

Familiares y amigos acudieron ayer al Centro Médico de Oviedo para dar el último adiós al empresario Manuel Álvarez «Lloriana» y dar el pésame a su viuda, Nieves Fernández, y a su hija. A lo largo de la jornada llegaron también señales de pésame de diferentes puntos de la región, como coronas de flores enviadas por la dirección actual de HIASA, que pertenece al Grupo Gonvarri, de la que fue fundador y, hasta ahora, presidente del honor. En la imagen de la derecha, varias personas, ayer, delante de la capilla ardiente del centro hospitalario ovetense.