Luanco,

Illán GARCÍA

El encuentro de La Venia consiguió congregar ayer a numerosas personas en la playa de La Ribera de Luanco, unidas por una tradición que data del siglo XVIII. Esta procesión muestra el reencuentro entre la Virgen y Jesús Resucitado. Eso sí, con cargado acento marinero. El abanderado por segundo año consecutivo, César Menéndez, portó un pendón rojo de la Cofradía de pescadores luanquina y dio varios movimientos de bandera a ras de arena, sin tocarla. Con el último de esos tres giros de pendón, se indicó la retirada del velo de la virgen aún enlutada, que se reencuentra con su hijo. César Menéndez consiguió, un año más, que la bandera no tocara el suelo, lo que se tradicionalmente se traduce en que este año será bueno para los marineros, acción aplaudida por un sector que atraviesa su particular crisis desde hace varios años.

Cuando la Virgen ve a su hijo resucitado en La Ribera se produce La Venia y con ella, un toque de sirena que anuncia el encuentro. A continuación, la banda de música de San Martín del Rey Aurelio, habitual en esta cita, entonó el himno de España, una pieza ya clásica en este tradicional paso del siglo XVIII.

La procesión partió pasadas las doce de la mañana. La imagen de la Virgen con un manto negro cubriéndole el rostro salió de la capilla de La Concepción, con destino a la playa de La Ribera. Al mismo tiempo, el paso de Jesús Resucitado partía de la iglesia de Santa María rumbo al mismo arenal, atravesando así la calle de La Riba.

Los vecinos y visitantes se ubicaban, poco a poco, en el muro de La Ribera para no perder detalle del Santo encuentro entre la Virgen y Jesús Resucitado. Esta procesión vuelve a la playa de La Ribera tras dos años. La marea alta que cubría el arenal durante el Domingo de Resurreción del pasado año impidió que se repitiera el tradicional emplazamiento de La Venia. De ahí, que la organización decidiera trasladar el encuentro a la playa de Santa Marina.

La primera imagen en llegar a La Ribera fue la de Jesús Resucitado. Minutos más tarde, el abanderado César Menéndez acudió junto a la comitiva de la Virgen. Fue entonces cuando el abanderado se adelantó unos metros, realizó tres genuflexiones entre ambas imágenes y ondeó la bandera otras tantas veces para que se produjera La Venia.

Tras el encuentro, ambas comitivas se unieron y caminaron juntas con destino a la iglesia de Santa María de Luanco, acompañados por el ritmo que marcaban los instrumentos de viento y percusión de la banda de San Martín del Rey Aurelio. Decenas de feligreses acompañaron a las imágenes hasta el templo luanquín, donde se ofició una misa que puso fin a la Semana Santa en el concejo.