Myriam MANCISIDOR

Michael Nyman es un grande de la música, pero como suele ser habitual en él ayer ofreció un concierto minimalista, casi experimental. Fue en Avilés, donde este compositor británico atrajo al Centro Niemeyer a decenas de personas, entre ellas a la consejera de Cultura, Ana González, que se «estrenó» en Avilés casi al tiempo que Nyman se subía al escenario del complejo cultural. González llegó, minutos antes de que comenzara el recital, con la alcaldesa, Pilar Varela, y entre las curvas del complejo cultural sentenció: «Este es un centro de futuro y merece la pena apoyar la apuesta de la Fundación Oscar Niemeyer, vamos a trabajar para que sea así».

Pero a la pregunta de quién gestionará el centro, no quiso concretar: «Entiendo que esa decisión corresponde a la Fundación y al patronato». Días atrás, González manifestó que la Consejería de Cultura sopesa que la Fundación del Niemeyer vuelva a gestionar el equipamiento -ahora en manos de la sociedad instrumental Recrea-, aunque matizó que era pronto «para afirmarlo taxativamente». Ayer precisó: «El objeto de la Fundación es gestionar este centro. La apuesta que hemos hecho es por una ciudad, por el Principado y porque creemos que se unen fuerzas importantes y hay una apuesta que se llama Centro Niemeyer». González, eso sí, no descartó la presencia de Recrea en el complejo. Lo que sí dejó claro la consejera de Cultura es que «del centro se puede esperar todo». «Lo único que nos falta es ponernos a trabajar, planificar y salir adelante», agregó.

Ana González aprovechó también su visita a Avilés para mostrar su apoyo a la asamblea del profesorado interino de Asturias y el sindicato SUATEA, que han convocado un paro indefinido de los docentes en interinidad que comenzará mañana. «Lo vamos a manejar de la mejor manera posible, ya se han preparado servicios mínimos», dijo. La nueva consejera se enfrenta de esta forma a la primera convocatoria de huelga en el sector.

Luego sonó música, la de Michael Nyman. El compositor acarició las teclas del piano bajo la luz de un foco. Cada vez que finalizaba una pieza tiraba la partitura, gesto de maestro. Entre el público alguien describió su trabajo como «música impresionista, de la buena».