Marta PÉREZ

La práctica del «botellón» se intensifica cada año por estas fechas con la llegada de las vacaciones de verano y el buen tiempo. Las primeras quejas de vecinos por el ruido y la suciedad empiezan a aflorar. El entorno de la calle Cabruñana fue una de las zonas escogidas por los jóvenes para hacer botellón el pasado fin de semana. Los comerciantes y residentes de la zona se encontraron el sábado por la mañana los restos de la movida en sus portales en forma de basura, e incluso desagradables vomitadas.

Esto mismo le sucedió a Susana Piñeiro, que regenta una peluquería en la zona alta de la calle Cabruñana. «El sábado por la mañana, cuando fui a abrir el negocio me encontré los restos del botellón invadiendo todo el acceso al comercio, situado entre dos portales de viviendas», explica la mujer. «Los afectados nos pusimos en contacto con la Policía Local y la única solución que nos ofrecen es llamar al servicio de limpieza», asegura esta vecina, quien al final, armada de productos de limpieza acabó limpiando ella misma «toda la mierda» del botellón. «Pedí a la Policía que viera el estado de la calle, y me respondieron que ellos no son barrenderos», cuenta. «Yo lo comprendo, pero creo que está en su mano al menos hacer algo para evitar que se den estas situaciones que afectan a ciudadanos que pagan sus impuestos», añade esta afectada.

El problema del «botellón» en Avilés no es nuevo; es el mismo de siempre aunque cambia la zona afectada. Los participantes en estas macroconcentraciones en las que se beben bebidas alcohólicas han ido desplazándose por diferentes zonas de la ciudad. No es la primera vez que los comerciantes y residentes de La Cabruñana y sus alrededores se quejan de las molestias que acarrea la práctica del botellón. Los vecinos de la plaza de abastos también sufrieron lo suyo y desde principios de año el problema se ha trasladado, en mayor medida, al barrio de Sabugo. «Llevamos todo el año aguantando el botellón, y ahora que llega el verano la situación es aún peor», explicó ayer un hostelero del barrio de la calle Carreño Miranda.

Un buen indicador de la aceptación de esta práctica está en la cantidad de basura recogida por los servicios municipales de limpieza. Por ejemplo, el pasado mes de febrero, durante la celebración de los Carnavales, el entorno de La Cabruñana, junto con el parque del Muelle, fueron dos de los lugares elegidos en la ciudad para hacer botellón. Los servicios de limpieza llegaron a recoger tras el sábado del descenso de Galiana 8.000 kilos de basura, un cinco por ciento más que el año anterior, según informó el Ayuntamiento de Avilés.