Luanco,

Illán GARCÍA

La tradición coral de Luanco tiene cuerda para rato. Los dos coros de la cantera de «El León de Oro», «Aurum» y «Los Peques», se lo han comido todo este verano. Primero en Hungría, donde «Los Peques» consiguieron un meritorio tercer premio y la pasada semana, en Italia. «Tanto trabajo durante años da sus frutos», explica Claudia Fernández, una de las voces del coro juvenil femenino que se hizo con tres galardones en el concurso de la localidad italiana de Arezzo y que a punto estuvo de ganar el Gran Prix, el máximo premio de este certamen internacional.

Uno de esos galardones fue a parar a la directora de ambos coros, Elena Rosso, que fue premiada como la mejor batuta del certamen italiano. «Lo ganó porque se mostró muy auténtica, muy profesional, muy "ella"», se deshacen en elogios los pequeños describiendo la labor que Rosso realiza con esta gran familia coral. «La verdad es que estaba cardíaca», admite la directora de «Aurum» y «Los Peques».

Antes de subirse al escenario, los jóvenes cantores admiten que están nerviosos, pero una vez sobre las tablas «surge la magia», aseguran. Y eso les ocurrió tanto en Hungría como en Italia, de ahí que llenaran la saca de premios. «En Hungría, yo pensaba que íbamos a perder por el nivel que había, pero confiaba en el poder de El León», destacó Gabriel Heres, un miembro de «Los Peques», que agregó: «Los nervios los pasamos como podemos, cantando, hablando, de todo un poco». Entre nervios y actuaciones, los componentes de la cantera de «El León de Oro» mantienen una relación que traspasa lo profesional. «Somos una familia», se oye comentar entre las integrantes de «Aurum» mientras sus compañeras asienten. Así es, estas adolescentes comparten coro, amistad y celebraciones e, incluso, se hacen las trenzas unas a otras en los momentos previos a las actuaciones. «Nos levantamos a las 6 de la mañana, nos ponemos a hacer las trenzas y pese al madrugón, en esos momentos también disfrutamos», afirma Rosso, orgullosa de la exitosa cantera que «El León de Oro» ha generado con el paso de los años.

Esta labor conlleva mucho trabajo y sacrificio. Para preparar estos recitales, los jóvenes cantores han acudido a un gran número de ensayos que les ha impedido, por ejemplo, poder disfrutar del verano como el resto de sus compañeros de estudios. Pese a todo, las chicas de «Aurum» y «Los Peques» están encantados con ese sacrificio, les chifla cantar. De hecho, afirman, prefieren cantar que estudiar. Ahora, les toca poner los pies en la tierra y seguir trabajando duro para el próximo encuentro coral, aún por determinar. «Somos una pandilla y eso ayuda», destacan las coristas.

El pasado jueves, los tres grupos coral de «El León de Oro» celebraron una fiesta en Luanco en la que no faltaron los pinchos, las canciones y, por supuesto, los bailes. «Es un homenaje que nos hacemos para cerrar este año tan bueno», destaca Elena Rosso, que describe además que los viajes que han realizado a lo largo de este verano han supuesto un gran desembolso: «El ahorro de diez años, pero ha merecido mucho la pena».