Cabo Noval, Mónica G. SALAS

De Cabo Noval a Afganistán. Los avilesinos José Carlos López, Mario Martín y Víctor Manuel Costales, integrantes de la unidad del Ejército de Tierra español Brilat (Brigada de Infantería Ligera) «Galicia» VII, afrontarán a finales de año una nueva misión internacional. En esta ocasión será en uno de los países más pobres del mundo: Afganistán, situado en el corazón de Asia. Durante seis meses su única familia serán sus compañeros, sustituirán Asturias por un país desconocido y aplazarán sus paseos con mujeres e hijos para servir a España y tratar de mantener la paz en un territorio hostil. Sin duda, serán meses duros para los que ya se están preparando física y mentalmente, ya que tendrán que soportar temperaturas extremas -de -15 a 50 grados centígrados-, el peso de armamento y materiales durante horas y unas condiciones de vida que nada tienen que ver con las de Asturias.

La izada de banderas, a las ocho de la mañana, marca el inicio del día a día de los tres militares avilesinos en el acuartelamiento Cabo Noval. La preparación física y el adiestramiento táctico operativo son claves para poder afrontar misiones fuera de España. «Independientemente de que cada uno esté especializado en un área concreta, todos tenemos que tener como base una buena formación física», señala Mario Martín, cabo primero del batallón de infantería «Toledo» II/3, perteneciente al Regimiento «Príncipe» número tres. La condición física llega a ser tan importante que, incluso, todos los militares tienen que someterse anualmente a test individuales y de grupo. «Son pruebas muy exigentes», apunta el cabo primero Víctor Manuel Costales. «Si no las superas, pueden darte de baja en la unidad, y ello lleva aparejado no poder participar en labores internacionales», añade José Carlos López, capitán de Infantería. A diario, también, tienen que asistir a clases teórico-prácticas sobre armamento. En los últimos meses, además, se han preparado a conciencia para Afganistán. «Estamos familiarizándonos con los materiales y vehículos que se van a manejar en la zona y practicando acciones concretas», explica José Carlos López. No obstante, también es importante que los militares conozcan la vida y las costumbres del país de destino. Así, «estamos también formándonos en este aspecto», tal como explica Mario Martín.

No es la primera vez que estos tres militares avilesinos afrontan misiones de este tipo. Afganistán será la cuarta para José Carlos López y Víctor Manuel Costales, y la quinta ya para Mario Martín. Han estado en territorios tan diversos como Kosovo, Bosnia y el Líbano. La más especial para Costales y Martín fue la primera que realizaron, puesto que «la vives de forma más intensa», opinan. Sin embargo, para el capitán López fue su última salida, la del Líbano en 2009, porque «me marcó mucho el atentado a los seis miembros de la Brigada Paracaidista».

Todos ellos destacan que han sido experiencias muy positivas y gratificantes a nivel personal. «Participas con otros ejércitos, conoces nuevos países donde ves reconocida tu labor y te sientes orgulloso por servir a tu patria», indica José Carlos López. Además, «notas que la gente de esos países está agradecida a España y al Ejército, y lo poco que tienen te lo ofrecen», recalca Víctor Manuel Costales. Por su parte, Mario Martín también destaca que en las misiones se refuerzan los lazos de unión entre compañeros. «Aparte del apoyo familiar, el de los soldados es fundamental, ya que convives con ellos durante todo el día», afirma.

Por otro lado, los avilesinos aseguran que no tienen miedo cuando salen a otros países. «Hay respeto, pero miedo no», apunta López. Además, «cuando entras en las Fuerzas Armadas ya sabes a lo que te expones; tenemos claro lo que hay», explica Martín.

La vida dentro de las bases es dura, según explican los militares. Y más aún si se trata de Afganistán, ya que es una labor «muy exigente, que implica plena y absoluta dedicación las veinticuatro horas del día», dice José Carlos López. El poco tiempo libre del que disponen es para llamar a sus familias y continuar con la preparación física. «Hay que ir diariamente al gimnasio», asegura Costales. También es el momento oportuno para mejorar las relaciones entre los compañeros, ya que se trata de algo fundamental «para que la misión vaya por el buen camino», dice Martín. Además de juegos, ordenadores y libros para sus ratos de ocio, la imagen de la Santina de Covadonga no puede faltar en ninguna de sus misiones. Todos la llevan consigo en sus salidas. «Nos hace compañía y nos ha dado mucha suerte», afirma José Carlos López.

En Asturias se quedarán sus familias con la preocupación de tener a su marido o a su padre en un país desconocido y convulso. «Lo pasan mal; viven con una constante incertidumbre y con miedo porque nos pueda pasar algo, pero, de todas formas, ya tienen asumido nuestra condición militar y lo respetan», dicen. Los tres están casados y saben lo que es estar lejos de sus seres queridos. El apoyo de sus familias es fundamental en sus salidas internacionales. Por ello, casi todos los días hablan por teléfono o bien a través de internet con sus mujeres e hijos.

Los avilesinos van a echar de menos muchas cosas de Asturias durante el tiempo que permanezcan fuera de España. Aparte de la comida, el nivel de vida, las costumbres... «Yo, sobre todo, echaré de menos a mi mujer y pasear con mis perros», dice Mario Martín. Por su parte, José Carlos López lamenta no poder ver los partidos de baloncesto de una de sus hijas y al Sporting. «Salir a tomar un vermut con mi mujer y mi hijo, así como con mis amigos lo voy echar mucho de menos», asegura Costales.

Ahora comienza la cuenta atrás para que estos tres avilesinos, junto a 400 militares más de la base asturiana de Cabo Noval, emprendan el viaje a Afganistán. Hasta que llegue el momento de su despliegue al país asiático José Carlos López, Mario Martín y Víctor Manuel Costales siguen entrenando fuerte.