Myriam MANCISIDOR

Nació en Avilés a la altura del antiguo «Simago» de noche y en un taxi. Así que llegó al mundo con dos facturas bajo el brazo: la carrera y la tapicería del coche. Estudió y ejerció como enfermera -«Me cansé de convencer al paciente de que no llamase a seguridad cada vez que entraba en una habitación», reconoce- y tras cortar por lo sano la rama sanitaria hizo de casi todo hasta que descubrió que su forma de vivir conducía a la carcajada. María Díaz, «la Vikinga», asturiana con denominación de origen del barrio del Nodo, es ahora humorista y también actriz. El pasado domingo, día de su 43 cumpleaños, debutó en «prime time» en la serie de televisión «Aída» como «Junca27», la ciber-novia de Jonathan (David Castillo), que ya suspira por sus pelos de mimbre.

«Me llamaron los de la productora porque estaban haciendo un seguimiento de los humoristas que años atrás participamos en otro programa televisivo para ver si seguía en este mundo. Quedé en enviarles un enlace con mis trabajos, pero se me olvidó», manifiesta «la Vikinga», que tras corregir el despiste participó en una prueba para un papel en «Aída». «La noticia me llegó fregando y con las manos llenas de espuma. Fui a Madrid a los pocos días a un casting en el que participaron dos chicas más y antes de llegar a casa me notificaron que tenía el papel», sentencia. Por ahora ya ha grabado dos capítulos. ¿El futuro? «Mejor que me sigan por televisión», reconoce esta avilesina que prefiere no anticipar qué pasará con «La Junca».

La cosa es que el flechazo con Jonathan -hijo de Aída en la serie- fue rápido a través del «chat». Ambos se conocen en el primer capítulo de la décima temporada de la serie en el programa de la presentadora María Teresa Campos, que hace las veces de celestina. Y es que «la Vikinga» avilesina convertida en «la Junca» se había negado con anterioridad a presentarse a su pareja de ficción por la «webcam». Así comienza la función. «Mi papel no estaba muy definido y lo arreglaron sobre la marcha según mi voz, mi forma de ser...», explica María Díaz, satisfecha de haber dado el salto a la pequeña pantalla.

«En "Aída" el equipo humano es impresionante, es una familia y, en mi caso, cualquier temor que podía tener al principio se me disipó al conocerlos», sentencia esta humorista que comenzó su carrera como monologuista ganando 20 euros por «bolo». Con el «El rey de la comedia» saltó a la fama y siguió luego con la «Paramount Comedy». Ahora está satisfecha compartiendo las horas de descanso o los menús del día con Paco León (Luisma), Marisol Ayuso (Eugenia), Manuela Velasco (Ainhoa) o Melani Olivarez (Paz), entre otros personajes que forman el reparto de «Aída». «Para mí comer junto a estos actores es algo tremendo... A veces, incluso, los llamo por su nombre de ficción porque me lío con los reales», confiesa esta avilesina que sin ser actriz de profesión se siente segura sobre las tablas gracias al apoyo del equipo. «En la serie del primero al primero, porque no hay últimos, la gente es encantadora», subraya. Por eso María Díaz disfruta en Madrid.

«Soy como una gotita más de mercurio en el grupo, me siento muy bien», precisa «la Vikinga» que ya ha enamorado a los espectadores de Telecinco con su humor personal e intransferible. «Lo que me pasa a mí no le pasa a nadie. Paso por una obra y me ofrecen trabajo en lugar de echarme piropos», asegura esta monologuista que le ha dado vida a «La Junca», una mujer a simple vista de armas tomar. Tal vez en eso bastante parecida a María Díaz, la pequeña de cuatro hermanos, el juguete de la casa. En la web de la «Paramount» se presenta así: «Si digo que tengo un hijo y no soy su padre.. Siempre se me ha tomado a coña». Añade: «Un día dije que era cómica y alguien me respondió: ¿en serio? ¡Fue un shock! Por fin todo tenía sentido o por lo menos credibilidad».

Así nació María Díaz, «la Vikinga», una avilesina del Nodo ahora metida en casa de Aída tras cautivar rápido y bien «al Jonathan» a través del chat. ¿En próximos episodios? «Mejor ir poco a poco», recalca. De momento la rizosa de Avilés vive un momento dorado en Madrid.