Ex ministro de Defensa y Educación

Marta PÉREZ

El ex ministro de Defensa y Educación con los Gobiernos de Felipe González, Gustavo Suárez Pertierra, departió ayer en Avilés sobre la figura del Manuel Gutiérrez Mellado en la transición española en el marco del ciclo de conferencias que organiza la Sociedad Económica de Amigos del País de Avilés y Comarca en el centenario del nacimiento del general.

-¿Qué es lo que más valora en el papel desempeñado por Gutiérrez Mellado en la transición militar?

-Este otoño se está cumpliendo el centenario del nacimiento del general y es importante recuperar y hacer presente su figura en la transición militar integrada en la transición política. Fue una figura valiosísima y tuvo un conjunto de iniciativas que permitieron llevar a cabo la reforma militar y llegar a tener Fuerzas Armadas como las de hoy. Es muy importante su compromiso personal con Adolfo Suárez y la reforma política, desde la idea de servicio a España. Muchos de sus compañeros de filas no lo entendieron, y hasta mucho más tarde no le reconocieron su aportación. Desde la perspectiva de Gutiérrez Mellado su aportación más importante fue la creación del Ministerio de Defensa. Supongo que no existía por el interés de Franco de que los ejércitos no influyeran como institución. Gutiérrez Mellado fue un visionario, porque la creación del Ministerio de Defensa en 1977 fue la que permitió poner en marcha estas medidas de acción conjunta de coordinación y parámetros necesarios para administrar una realidad compleja. Permitió poner en marcha toda la reforma militar.

-Corren tiempos de crisis y recortes. ¿Se entendería hoy España sin un Ministerio de Defensa?

-Difícilmente. Es obvio que cuando hay que apretarse el cinturón es necesario destinar los recursos a los instrumentos que van a permitir posteriormente que la sociedad se desarrolle. Dicho esto y comprendiendo que el Ministerio de Defensa debe ser solidario con el momento actual que estamos viviendo, creo que el momento actual también pone de manifiesto como seguramente en ningún otro momento que las Fuerzas Armadas son un instrumento de extraordinario valor en términos de ejercicio de la propia soberanía. Si España es un actor global que quiere estar presente e influir en decisiones que nos afectan es razonable pensar que debemos tener un instrumento para participar en la política global ejerciendo nuestras labores de ayuda humanitaria.

-La semana pasada el país despidió a otra figura clave en la transición: Santiago Carrillo.

-Es una figura que conviene que se haga presente. Conocí a Santiago en el año 1984, acababa de incorporarme a Defensa y tuve que negociar con él las primeras leyes de rehabilitación de militares de la República. Luego tuve algún contacto con él, y aunque nos separaban muchos años, esa distancia estuvo rodeada de un afecto sincero. Coincidí con él en Avilés en 2009 en la entrega de las Sardinas de Oro y tuve el honra de compartir el premio con él. Era un conversador extraordinario y contaba anécdotas interesantísimas y de los momentos más importantes de la transición. Era un gusto estar con él. Santiago Carrillo formó parte de aquella generación que vio claro que la reconciliación pasaba por dejar a parte las preferencias personales para dejar paso al nuevo sistema de libertades y convivencia. Toda la sociedad española está en deuda con él.

-El arzobispo de Oviedo ha dicho que tuvo una vida inmisericorde. ¿Qué le parece esta afirmación?

-Cuando se recuerda a estas personalidades quizá no deberían de tenerse en cuenta cuestiones que son objeto de investigación por parte de los expertos y que no están muy claras. Lo que hay que hacer es poner en valor lo que de ejemplar tienen estas figuras para la reconciliación de los españoles. Lo que es bueno es resaltar lo más favorable de estas figuras de relieve.

-En su faceta de experto en educación, valore la reforma educativa del Gobierno.

-Es un momento malo para la educación. Y precisamente creo que la educación es uno de los resortes que debieran cuidarse más, así como la investigación que también nos va a permitir salir de este momento de crisis dure lo que dure. En ese sentido, son unas malas noticias que la educación esté afectada por los recortes y sometida a estos vaivenes que provocan falta de estabilidad. No conozco a fondo la reforma, pero, por poner dos ejemplos, me preocupan las medidas que están apuntando a una segregación temprana, y también la frustración escolar.